Fotografía de Tania Shcheglova (Old York) |
Qué delgada eres
-me dijo-
y entonces yo pensé en la mujer de la foto
en sus senos grandes
y en los míos pequeños
del tamaño del cuenco que hace un hombre con su mano
del tamaño del cuenco que él hacía con su mano
cuando me dijo: qué delgada eres.
(Cuando un hombre tiembla al tocarte
no te olvidas de él.
Nunca, aunque no llegues a amarle).
Su cama estaba vacía
porque ella ya no estaba y él
acampaba conmigo a la intemperie de la sala.
Quién le daba refugio a quién
no estaba claro.
Boca arriba en el colchón
mirando la noche en el techo oscuro de la sala
con los brazos entrecruzados bajo la sábana
nos palpábamos buscando
dónde hacer el corte más limpio.
Miriam Reyes (Orense, España, 1974)
de Bella durmiente, poesía Hiperión
en Yo, interior, cuerpo, Antología poética de Miriam Reyes,
Editado por el II Festival Internacional de Poesía de Córdoba (Argentina, 2013) Compilación de Miriam Tessore /Prólogo de Mariel Manrique
para leer MÁS
en Yo, interior, cuerpo, Antología poética de Miriam Reyes,
Editado por el II Festival Internacional de Poesía de Córdoba (Argentina, 2013) Compilación de Miriam Tessore /Prólogo de Mariel Manrique
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14 comentarios:
Siempre cruda Miriam, descarnada...Me gustan los versos entre paréntesis, son como un poema dentro del poema. Beso
esto si que es un puñal para mí
El corte más limpio siempre está en la inmortalidad.
Bss.
La verdad es que Miriam Reyes me gusta bastante. Es natural. Sus poemas son poemas limpios, sin exageración.
Besos.
Entonces el corte fue hecho con precisión quirúrgica (de psicomagia)
;)
Es increíble lo que produce Miriam Reyes con cada uno de sus poemas...
Tal cual Blue!!! de tan limpios son crudos!
El poema en si mismo es un corte, una escena cruda y afilada. Besos
Justo justo este tema...
Cruel.
Besote grande.
Es cruda, realmente.
Por una noche así más vale ni salir de casa.
Besos, Emma !!
Impecable como siempre Miriam...
Besos!
este lo leí anoche...
el final me sigue impresionando
Son palabras que duelen por lo certeras que son. Da la sensación de que se van clavando puñales conforme uno va avanzando en el poema esperando la cuchillada final.
Sin desperdicio, una verdad tras otra.
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