Ilustración de Orlagh Murphy, volcanohno |
No soy una mujer sensible,
de aquellas que conversan en voz baja,
mientras se masturban el alma.
No sé hacer
mermelada de manzana,
ni mentir con caída de párpados,
ni sé envolver con celofán azul
de palabras
a aquél hombre,
para regalármelo,
y dormir en su espalda.
No soy una mujer tranquila,
que mastica mantequilla,
con la lentitud de una larva.
Tampoco soy una mujer dulce,
que con la miel de su voz,
a su víctima atrapa.
Soy
un lago de escombros,
que escombros deja,
allá por donde pasa.
Soy
una ciudad bombardeada.
(Toledo, España, 1982)
11 comentarios:
El poema, ese final, todo: Tremendo!!!
Un abrazo fuerte.
Leo
Excelente, perfecto, bellisimo.
(Joder) cómo me gusta.
Poema durillo.
;-)
Besos.
Me encanta. Los lagos con escombros son difíciles, pero dejan un buen sabor al final.
es maravilloso...
Hermosamente duro y bello.
Un beso
Muy gráfico lo de ser una ciudad bombardeada. Muy buen poema.
"Soy una ciudad bombardeada" uff...
A volver a levantar muros y construir puentes entonces!
Si, si...a reconstruir.
sí, sí... tremendo poema
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