19 de junio de 2011

Griselda García, Pa


Ilustración de Eveline Tarunadjaja
PA

usabas camisas color café
jeans gastados
mocasines negros.

me llevabas en el falcon verde del '65,
viejito, con la chapa picada,
ese que dejaba ver el asfalto
pasando rápido bajo mis pies.

a veces lo que te crecía adentro
hacía que te pusieras nervioso
y me pegabas cachetazos
yo te odiaba.

pero ahora te quiero, papá
ahora que no estás.

y olvidé
olvidé
olvidé

para hacer de cuenta que podía seguir adelante,
tener la vida normal de una niña de diez años.

entonces ocurre que volvés una tarde
y me esperás al salir del trabajo
fumando un cigarrillo largo, apoyado contra una pared
con tu camisa color café, marcando en el diario
resultados de viejas loterías
y películas de polanski estrenadas hace años.

me besás, te ofrecés a llevar mi bolso, pesado
y nos vamos tomados del brazo,
caminando despacito sin que nadie pueda decir
que vos estás muerto
y que soy la misma que escribe cada día
un poema a cuchilladas
sobre el vestido de la muerte.





Griselda García 
(Buenos Aires, Argentina, 1979)
POETA/TRADUCTORA/EDITORA
de El arte de caer, Alicia Gallegos Editora, Buenos Aires, 2001
para leer MÁS
su BLOG

10 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

Me gusta este poema, es muy bello, recordé a mi padre que ahora con su azheimer casi ya ni me reconoce y está como este padre del poema, besos

Errata y errata dijo...

Ser madre es lo más dificil que me ha ocurrido, lo más hermoso, lo más fuerte (por lejos). La posibilidad de causarles daño, dejarle una huella imborrable, maldita, en el alma, sin saberlo quizá, es algo que me ocupa mucho más que cualquier otra cosa en esta vida. No me lo perdonaría jamás.

Marcelo dijo...

Bello y duro poema!

Carmela dijo...

Durisimo el poema, pero igualmente hermosísimo.
Parte nuestra, imborrable y eterna, es la huella qe nos dejarón en nuestra alma. Siempre viajará con nosotros.
Un beso

vera eikon dijo...

Doloroso. Toda presencia lleva circunscrita la pérdida, sin embargo vivimos ignorantes (supongo que no podemos hacerlo de otra manera), hasta que esta finalmente sobreviene. Pero poder mirar atrás y tener recuerdos (que de pronto ahora me parecen que deben ser como esas rendijas del auto oxidado por el que uno puede ver el asfalto deslizándose. Aunque en realidad es uno el que se desliza sobre él.Reconozco que me encantó sobremanera esa imagen. Me hizo patente la relación entre la poeta y su padre), hace que la pérdida no sea definitiva.
Besos

Malena dijo...

A veces nos aferramos a los recuerdos para pensar que es mentira que no están.


Yo charlo con él todas las tardes, todavía. Y hace tres meses que se fue.

EG dijo...

Amiga Malena, quiero que sepas que no vas a dejar de charlar con él. Todas las tardes desde hace casi 5 años lo hago yo. Y es el momento más preciado y hermoso.

Besos a todos y a cada uno de ustedes. Abrazos

Isabel dijo...

Que duro... pero a la vez muy lindo poema..

un beso grande Emma!

Tuky dijo...

Y dijeron todo los lectores de arriba. Pero, esta vez te digo gracias por poner el nombre de Eveline Tarunadjaja bajo el dibujo.
Estuve investigando su obra y de verdad tiene trabajos hermosísimos.
Besos

EG dijo...

Tuky, siempre que sé de quién son las obras pongo el nombre. De Eveline puse varias, es de una ternura especial, vive en Australia. Beso.

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