26 de marzo de 2011

Olga Orozco, Un relámpago, apenas

Obra de Mercedes García Bravo (España, 1963-2011)



UN RELÁMPAGO, APENAS

Frente al espejo, yo, la inevitable:
nada que agradecer en los últimos años,
nada, ni siquiera la paz con las señales de los renunciamientos,
con su color inmóvil.
Esta piel no registra tampoco el esplendor del paso de los ángeles,
sino sólo aridez, o apenas la escritura desolada del tiempo.
Esta boca no canta.
Ancha boca sellada por el último beso, por el último adiós,
es una larga estría en un mármol de invierno.
Pero ninguna marca delata los abismos
-ah intolerables vértigos, pesadillas como un túnel sin fin-
bajo el sedoso engaño de la frente que apenas si dibuja unas alas
en vuelo.
¿Y qué pretenden ver estos ojos que indagan la distancia
hasta donde comienza la región de las brumas,
ciudades congeladas, catedrales de sal y el oro viejo
del sol decapitado?
Estos ojos que vienen de muy lejos saben ver más allá,
hasta donde se quiebran las últimas astillas del reflejo.
Entonces apareces, envuelto por el vaho de la más
lejanísima frontera,
y te buscas en mí que casi ya no estoy, o apenas si soy yo,
entera todavía,
y los dos resurgimos como desde un Jordán
guardado en la memoria.
Los mismos otra y otra vez en cualquier lugar del mundo,
a pesar de la noche acumulada en todos los rincones,
los sollozos y el viento.
Pero no; ya no estamos. Fue un temblor, un relámpago, un suspiro,
el tiempo del milagro y la caída.
Se destempló el azogue, se agitaron las aguas y te arrastró el oleaje
más allá de la última frontera, hasta detrás del vidrio.
Imposible pasar.

Aquí, frente al espejo, yo, la inevitable:
una imagen en sombras y toda la soledad multiplicada.




Olga Orozco 
(Toay, La Pampa, Argentina, 1920-1999)
de Últimos poemas, Editorial Bruguera, 2009
para leer MÁS
para leer una nota en PÁGINA 12

8 comentarios:

vera eikon dijo...

Magnífico el poema. He de decir a su favor que todavía puede encontrarse a sí misma, ante el espejo. Hay personas que por amor su pierden y su imagen se distorsiona, o difumina. Prefiero lo primero a lo segundo, aunque a veces en esto último se halle una apariencia de felicidad. Es sólo una apariencia
Besos y que tengáis un lindo fin de semana...

karina dijo...

Me duele menos la traición que el saber de la pasión perdida y esa locura desatada intentando resucitarla.
Estas palabras describen muy bien lo que me pasa con el.
Me refugio en el ayer y entonces intento revivirlo hoy. En vano obvio.
Una vez pareciera estas en mi mente, leyendola

ROSA ALIAGA dijo...

¡Qué raros esos momentos frente al espejo!
Tienes un gusto exquísito para aunar imagen y poema.
Mua!
Feliz fin de semana.

Malena dijo...

Últimos poemas de Olga Orozco. ¿Cuáles serán nuestras últimas palabras frente al espejo?

batalla de papel dijo...

¿Y qué pretenden ver estos ojos que indagan la distancia
hasta donde comienza la región de las brumas,
ciudades congeladas, catedrales de sal y el oro viejo
del sol decapitado?

Olga Orozco, es una de las grandes. Cada vez que leo un poema suyo mi corazón tiembla, entro en un mundo de silencios compartidos con sus emociones, como una fuga de sol que alumbran mi propia oscuridad.
Abrazos

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Estoy escribiendo sobre Olga Orozco para un seminario sobre Variaciones del tiempo en la literatura argentina y latinoamericana. Cuando termine comparto.

andrea guiu dijo...

Olga, siempre profunda y vasta, me encanta, gracias por recordarla. Recordé un texto que el escritor Michel Tournier escribe sobre el rostro de los escritores, en un libro maravilloso titulado "Celebraciones", si encuentro el texto lo comparto (al libro me lo prestaron hace unos años). Saludos!

Anónimo dijo...

Gracias por rescatarla, me tomo el atrevimiento de dejarte un enlace, de mi visita a su casa, allá por el 2011.

http://conletrapropia.blogspot.com.ar/2011/04/memoria-en-la-tierra-de-uno-ii-la-casa.html

Beso grande

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