CONFIRMACIÓN
Soy una larga espalda inclinada al sur.
Que mi madre me dio leche, ya lo sé. Que me
hincó la uña con cierta parsimonia bajo los cojines
y edredones, y su femenino amor tuvo que darme
osamenta y cutis. Gracias al fervor de las nubes
cultivó soliloquios, y ella, sin destreza
me puso el ombligo entre las sienes, la epidermis
en las nalgas y el placer arquea mi perfil
hondo y altanero. Declino en sombra
proyectada, enorme, rasa. Único
desligue que hay en mí.
hincó la uña con cierta parsimonia bajo los cojines
y edredones, y su femenino amor tuvo que darme
osamenta y cutis. Gracias al fervor de las nubes
cultivó soliloquios, y ella, sin destreza
me puso el ombligo entre las sienes, la epidermis
en las nalgas y el placer arquea mi perfil
hondo y altanero. Declino en sombra
proyectada, enorme, rasa. Único
desligue que hay en mí.
5 comentarios:
Una espalda veleta mirando al punto de origen.
Gracias por el poema: como el bouquet de un vino, coincide -o confabula- con un momento mágico de quien escribe.
Namaste.
al fin Jonás!!! que bueno que me escrbas y que te haya gustado! te estaba extrañando, un abrazo
Me encanta la imagen, y la imagen tambien, la otra imagen, la espada al sur...el sur era el amor?
así es, el sur era el amor (sic Pájaro) y lo tomé al pie de la letra!!!
Creo que el sur es mi lugar definitivo. Pájaro dice.
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