27 de junio de 2010

Psyche, El lunar

ilustración de Jason Thielke




Me decías en un sueño que te habías extirpado el lunar de tu cuello, ese del lado derecho, ese que está justo a mitad de camino desde la base hasta la línea donde comienza tu barba recortada, no donde nace la barba sino donde la dejas crecer sin afeitarla, un poquito más arriba. Encuentro importantísima la descripción geográfica del lunar en cuestión. Es su topos el que define a ese.


En medio de otros detalles oníricos me decías que en un rapto de desesperación y locura, habías tomado la decisión de extirparlo, y luego de la intervención, lo habías olvidado por completo y para siempre. Era cómico el modo en que me lo decías. Pero allí estabas, hablándome con lujo de detalles sobre el olvidado lunar.


Miraba con atención el lado derecho de tu cuello y efectivamente ya no estaba, lo sorprendente era que no había ninguna marca, ningún rastro de su existencia anterior. ¿Cómo era posible la desaparición del lunar y de su huella? ¡Una cirugía que no dejaba recuerdos! ¡Pero qué lunar tan olvidable y poca cosa! Hasta siento algo de pena, ahora que lo relato.


Me decías la fecha en que habías hecho la intervención quirúrgica y yo te comentaba que había sido justo en la época en que me había empezado a sentir bien. ¿Cómo podía ser? ¿Qué tipo de conexión era esa? Tu lunar y mi ser ligados a distancia! ¿Mi bienestar relacionado a la extirpación de tu lunar? ¿y sin saberlo? La sorpresa fue cambiando a certeza, en ese momento lo supe: el lunar debía ser extirpado y yo debía dejar que me perdieras.


El sueño lo soñé yo, nada dice sobre tus procesos psíquicos sino sobre los míos. Me pregunto qué podrá significar esa última frase de tono oracular: “el lunar debía ser extirpado y yo debía dejar que me perdieras”.


El verbo extirpar aplicado a las cosas del querer suena bastante gracioso. En el sueño parecía ser una solución definitiva. ¡Imaginaria, agrega mi ser conciencia en vigilia! Aunque quizás, haya algo parecido a un extirpar que sea fruto de una elaboración. No obstante, hacia el final del sueño se revelaba, al modo de un enigma, otra posible solución que creo comenzaba a despuntarse en mi realidad y mostraba un cambio rotundo.


Es increíble pero sin tu lunar donde se había hospedado toda mi pasión eres otro.
¡Sin mí eres otro! Será por eso que hoy no te encuentro en ningún lado. No te encuentro cuando hablas. No te encuentro en las cosas que ahora te importan. No te hallo en tu nuevo lenguaje. Tus nuevas inquietudes,intereses, los aspectos que destacas en lo que miras, no me conmueven. Aquello de lo que te ríes, me resulta ajeno. Algo sucedió. Es notable pero ya no me emociono cuando hablas desde tu ser sin lunar. Ya no tiemblo! Sin el lunar donde me alojaba me has perdido y te he perdido.


Nada ha sido extirpado en realidad. Tu lunar luce intacto en tu cuello bajo las mismas coordenadas. Los recuerdos permanecen en mi memoria. Nada ha sido olvidado, pero algo ha cambiado. El lunar que ya no me asila ha perdido fuerza sobre mí. Es el poder lunar el que se ha desvanecido con mi dejar que me perdieras. Y tú, definitivamente, eres otro lunar como único e incanjeable. Es exactamente ese lunar el que encuentro entrañable. Difícil saber porqué. Nada señalable hay en él que pueda explicar el efecto de captura. 
Mi implicación con ese lunar es un verdadero misterio.



cuento de mi amiga Psyche1

4 comentarios:

NINA dijo...

Aha...

A mi con los sueños me pasa algo parecido. Me dejan un sabor fulero... no sé... es como si pasara de verdad, y aunque no pase yo siento igual que sí. Se entiende?
O sea que no se sacó el lunar pero el efecto es el mismo.

Fulero.

EG dijo...

si, te entiendo, a mí los sueños me ayudan a decidirme...puede estar todo bien, pero si sueño algo extraño, algo que me haga dudar o prestar atención...sigo esa intuición o premonición, y no suelo equivocarme...así que te entiendo Nina.
Beso

marcela dijo...

He estado largamente enamorada de un lunar, desde que se lo extirparon, pasé a verle de otro modo. Recirrente con mis obsesiones...
Un beso

NINA dijo...

El otro día le dije a mi amor: no me hables que estoy enojada con vos!
Pobrecito me preguntó: Por?
y le dije que en mi sueño me había metido los cuernos y por eso estaba enojada.

Jajajaja! y ahí se convenció de que estoy loca.

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