MAMÁ, NO TE APAGUES
No me gusta sentir la mirada perdida
de alguien que quiero,
me recuerda esos momentos lentos, pegajosos
del calor en enero.
Mamá está llorando mientras lava los platos
su dolor se adhiere a la atmósfera;
somos dependientes de sus sensaciones,
amamantadas por esa intensidad.
La casa está llena de sombras olor a madera,
el dolor de ella es profundo
ácido
esófago lastimado.
Todo se volvió domingo 7 de la tarde
volver a casa en el auto iluminadas
por un atardecer fabril
oliendo a hueso de animal quemado.
Se respira una angustia sin sentido
se respira la escucha de una radio de fondo
transmitiendo noticias aberrantes
se respira la monotonía horizonte único.
para leer + en LA PRIMERA PIEDRA
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Ilustración de Laura Callaghan |
NO QUIERO TU “PASSING TRANS”
Soy más de lo que ves en mí
no quiero que me valores femenina
para así reconocer todo lo mujer que puedo ser
no quiero ese passing
que encaja perfecto en tu polaridad asfixiante
no lo quiero,
fui muy femenina para ser varón
la paradoja es que ahora
soy masculina para ser una chabona trans
Ya están lxs calificadores definiendo
que tan apropiadora soy
ven una marica
ven una mostra
ven una mujer con cara de barro
hablan sin saber,
no saben
como fueron las piedras acantiladas para llegar acá.
Yo misma dudo de todo
me incomoda la incomodidad ajena al nombrarme
nene
pibe
el
chabón
loco
hijo.
no quiero ponerme densa
llámenme cómo quieran
elijan ustedes mi pronombre.
No sé si modificar mi cuerpo
me da miedo cambiar
enterrar todos los cuerpos asignados
dejar la brutalidad de la testo
descubrir que puede ofrendar la suavidad
el llanto impuesto por el estrógeno.
Caer en la trampa
de la inestabilidad emocional
A las personas frenéticas
nos cuesta sentir
sin que todo se desborde.
La calma es casi un tesoro
que tomamos con cuidado en nuestras manos
al igual que ese sentimiento infante:
de niñx me hacía sufrir saber que nunca iba a parir
hoy afirmo que no traería nadie a este mundo asesino.
No quiero ningún passing de mujer
no lo soy
le dejo ese título a las feministas terf
que odian como los machos fieles aprendices.
Lo único
inevitablemente
es acuchillar
mi transmisoginia.
La Facu vive en aguas profundas
ella se metió en el mar como Alfonsina,
caminó por las olas que la arrasan sin piedad
la sal del agua agrieto sus ojos del tiempo
la fuerza de la física la llevó
a oxidarse en las sobras que quedaron de un barco
perdido
La Facu murió
murieron sus piernas flacas que pedaleaban sin asco
murió su barba del pecho
sus pezones que eran pequeños sin percibir tacto
o ardor
ha quedado intacta su voz
su pelo creció
el flequillo
su cadera
el contorno de la cara redondeada
la pupila de los ojos sigue intacta
como si no existieran cambio alguno.
La Facu murió sin que la maten
en realidad
fue ella quien decidió dejar
su lugar a Gemma.
B O N U S T R A C K
EL MIEDO NO SERÁ MI CAMINO
f r a g m e n t o
Una vez estábamos en la vereda de enfrente de casa, éramos un grupo de adolescentes pelotudeando en la hora de la siesta. Ella pasó una vez más con su mirada inmune al mundo, mientras caminaba con su paso firme una de las pibas con las que estábamos le gritó ¡PUTO!
Con 15 años sentí una mezcla de vergüenza ajena y miedo cuando la vi cruzar la calle en rabia por el ataque de una hija única arribista, con esa ignorancia pertinente que se respiraba en los 90.
La travestí sabiendo que no existían testigos viendo la escena nos disciplinó apurando a la piba diciéndole bien de cerca: ¿A quién le decís puto?, ¿eh, eh?
Nadie respondió. Sabíamos que si decíamos algo nos iba arrebatar un rescatate en la cabeza. Ella se fue gloriosa afirmando que el respeto en esa vereda se hizo valer.
Pasa el tiempo, soy esta que muta, que mastica su feminidad como un desayuno lento en los crepúsculos de los días. Por falta de representatividad nunca me permití imaginar la opción de ser trans, hasta que lo pude decir, y así existir: una travesti sin tetas, como la de mi barrio. Una trava que para ir por la calle asfixiante del odio impune piensa dos veces cómo salir. Sé que
ese camuflaje con gorra y ropa holgada es para no recibir trans-odio más del que se recibe per se. Son estrategias que una se inventa para protegerse de los insultos, del deseo contenido que le generamos a los pibes que están escabiando en las esquinas. Estrategias para ser menos visibles si es que lo deseamos.
Hay una frase:
El miedo no será mi camino
Repitan conmigo: el miedo no será mi camino.
Hoy quiero imaginar que soy la trava de mi barrio cruzando de vereda para ponerle los puntos sin tanta academia a quienes nos atacan. Porque la academia sólo le sirve a los que legitiman ese mundo excluyente de quienes tienen la palabra.
- Gemma Lucía Rizzo -
(Morón, Bs. As., Argentina)
4 comentarios:
Tremendos poemas...qué belleza.
Impactantes, penetrantes, bellísimos
Maravilloso. Piel de gallina. Abrazos.
Muy buenos poemas.La felicito.
Abrazos
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