Fotografía de Amanda Charchian |
LECCIONES CHINAS
1.
Cuando volvía de la escuela
miraba Kung fu
recuerdo la caminata solitaria de Kwai Chang Caine
con un bolso cruzado por la espalda
su cuerpo
se iba en silencio
me cautivaban las palabras del maestro shaolín
aunque no aprendí ninguna enseñanza
era su voz serena
lo que despertaba la profundidad
de un río oscuro y tieso
dentro de mí
así
podía ver al monje marcharse
con las palabras de otro
así
la casa no se perdía en paredes huecas
había palabras haciendo olas
acercándose a mi orilla.
Fotografía de Amanda Charchian |
2.
Entre la merienda y la cena
se encendían
las ganas de crear el contacto
que nos situaba en contienda familiar.
Nuestros cuerpos se trenzaban en conflicto
y hacíamos fuerza por derribar al oponente.
Vos eras más ágil
pero yo tenía la destreza
de la patada que alcanzaba tus hombros.
Caíamos al suelo y soltábamos la carcajada
hasta que ambos
nos declarábamos perdedores.
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3.
Siempre quise aprender artes marciales
pero no supe cómo decirlo.
Fui a clases de dibujo, inglés y patín
el combate no era para mujeres
cualquier intento de defensa o ataque
sería extirpado
con el golpe de la sumisión
enrollé brazos y piernas
y en la espera
hice un capullo
y lo regué.
B O N U S T R A C K
Fotografía de Amanda Charchian |
PROCESO
Cuando todo esté bien
voy a limpiar la casa
abrir las ventanas
y pasear al perro
ahora
solo quiero quedarme
desnuda sobre las sábanas
los insectos
agujerean mis poros
con fina dedicación
veo desde acá
el polvo sobre las cosas
cuando todo esté bien
la casa se va a sacudir.
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GRAVEDAD
Por estas calles
donde la gente pasa
a hacer su vida
paso yo también
a hacer la mía
elevo el corazón
y lo arrojo al aire
como una piedra
que nunca
cae.
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MUJER DE CAMPO
Ella tomó la serpiente
que asomaba entre el aloe vera
con los ojos encendidos de placer
la levantó en el aire
y mostró como un trofeo
sus colores.
Después
la arrojó al cielo.
Una mujer de campo
que arrastra su cuerpo y se levanta
sabe que la serpiente
podría ser
un pájaro
que ha sido liberado de la tierra.
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CONSUELO
Ayer lloré
mi hija
acarició mi cabeza
con un movimiento suave
sus dedos entre mis cabellos
tenían un efecto adormecedor
subían y bajaban
chispas de electricidad
desde la nuca hasta el centro de mi visión
donde todo era blanco
balanceaba en su mano
mi cuerpo hecho un caparazón
con lentitud
deslizó un aire tibio sobre mis mejillas
eran
besos diminutos
como si me fuera a romper
mientras repetía
todo va a estar bien
todo va a estar bien.
(Buenos Aires, Argentina, 1973)
POETA/PSICÓLOGA SOCIAL/ESTUDIA TRABAJO SOCIAL
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3 comentarios:
Muy buenos poemas.
Todos maravillosos, me quedo con GRAVEDAD es deslumbrante.
Muy hermosos todos! Celebro poetas argentinas con esas densidad. Gracias
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