28 de noviembre de 2019

María Ángeles Pérez López, 2 poemas 2



Fotografía de Rimma Gerlovina y Valeriy Gerlovin, Neck of Alphabets © 1989


GENEALOGÍA

Podría ahora,
mientras un hombre duerme aquí a mi orilla
remontarme por el río de la sangre
hasta la piedra primera de mi especie,
hasta el vértigo inicial de una mujer ceñida
por los signos, apenas descifrables,
que fueron roturados en su cuerpo.
Mi madre, y la suya, y la suya de la suya,
se agachan despacio y miran en silencio,
se acuclillan despacio.
La mujer que es primera de mi genealogía
calienta en su entraña aquello que rezumo:
la tintura más roja de la sangre,
el ocre de la piel sobre sí vuelta
hasta alargar las manos y el deseo,
ese blanco sin adjetivos de las lágrimas
o la leche que nace por sí sola.
La palabra es una excrecencia más tardía,
no nos ha sido dada por igual,
ni siquiera en mi origen más cercano
se encuentra el don de hablar y conjurar la muerte.

Por eso estoy condenada a nombrarlas a todas.

(de Tratado sobre la geografía del desastre, México, UAM, 1997
en Las mujeres en la Constitución Europea. Estudios multidisciplinares de género, 
Escrito por Ángela Figueruelo, Teresa López de la Vieja, Olga Barrios, Carmen Velayos y Judith Carbajo
Ediciones Universidad Salamanca, 2005)




Fotografía de Rimma Gerlovina y Valeriy Gerlovin



PARA ESCRIBIR UN POEMA QUE SEA PLENO DE AMOR

Para escribir un poema que sea pleno de amor,
incendiado en sus sílabas de escarcha,
puedo releer los libros que conozco
donde alguien tocó nuestra eterna raíz
midiendo la distancia que va del cuerpo al cuerpo
-oh pelea desigual y ensangrentada
de la que no saldremos nunca indemnes,
mordido el corazón en su mismísimo centro-.
Porque bailo despacio un baile repetido
de forma que soy junco como otra de las muchas
mujeres, de las niñas, las ancianas
que están antes de mí, las que vendrán
a acariciar tu sexo estremecido
esperando encontrar inigualable
cada una en su señal, en su contorno
el gesto primordial de nuestra dicha.
Porque es común el peso en las caderas
que nos hace movernos, concebir,
guardar el surco de agua que trae el viento.
Es en serio que nada necesito,
la bibliografía podría ser escasa
y yo te tocaría igual cada minuto
aunque hubiese perdido el alfabeto,
el habla del primate vuelto hombre
y espacio vertebral en la belleza.
Apenas me hacen falta las dos manos
para escribir sin tinta ni agonía
el rasgo corporal del pergamino.

(de Carnalidad del frío, Algaida, 2000
XVIII Premio de Poesía Ciudad de Badajoz, Sevilla)




María Ángeles Pérez López
(Valladolid, España, 1967)
POETA/PROFESORA DE LITERATURA HISPANOAMERICANA
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1 comentario:

Carmela dijo...

Maravilloso!
Un beso grande, Emma.

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