Ilustración de Edita Suchockyte |
Hija mía, mi tesoro
¿Qué, madre-selva?
¡No dejes el cuchillo en la pileta!
el óxido carcome la corteza
y aunque nosotras mutilemos la herradumbre
y aunque las heridas del cuchillo cicatricen
el horizonte quebrado de su filo
caerá bajo la convicción del hueso.
En la pileta, hija mía
no dejes, mi tesoro
el hierro del cuchillo;
también el hierro
desparrama lo que corta
aplaca con sus tajos la corriente
del agua trémula, anhelante
de otra agua para convertirse en una.
Hija mía, mi tesoro
no abandones el cuchillo
hija mía agua hierro
enterrado en la pileta
Ilustración de Edita Suchockyte |
DE LOS ABRAZOS
Hija mía, mi tesoro
no te equivoques;
ahora mis abrazos te sostienen
desde el calor de otros cuerpos.
Sentí mi mano, por ejemplo
en la cabeza de tu perro
con cuánta dulzura posa
su barbilla en tu regazo
para no dejarte sola.
No llores más, tranquila
yo te acompaño
mi tesoro, siempre
hija mía.
Ilustración de Edita Suchockyte |
No, hija, no hagas trampa
ni las hojas crujientes
ni el barro del frente
ni el sahúmo del living
servirían de algo.
El abrazo que dejo
cuando vengo a visitarte
tiene el signo etéreo
de lo ya vivido.
Ilustración de Edita Suchockyte |
DE LA LLUVIA
Hija mía, mi tesoro, lo sentiste:
ha llovido mucho.
El mármol negro de la entrada, socavado
por el paso de los hombres
estanca el agua.
Ha llovido mucho y el sol
declina al sur de este vestíbulo;
el agua quieta del otoño
y el viento con su tierra patagónica
ensuciarán los pasos
de aquello que llegue a visitarte
Hija mía, mi tesoro
Ese felpudo de barro
obliga a las visitas a la marca de su huella
seca la entrada, limpia
aunque el sol desaparezca del vestíbulo.
Ilustración de Edita Suchockyte |
Como un remolino
un espasmo tras otro
y luego,
el remanso
para disfrutar
la placentera paz
que nos ha dado
le otre
no reniegues, hija mía ,
de tu cuerpo
no resignes, mi tesoro,
tu magnífico cuerpo
no te olvides, nunca
de tu alegre y feliz cuerpo
recuerda el amor
evoca la dulzura del espasmo
invoca tu ternura en el abrazo
convoca tu ternura
recuerda que el torrente nunca
podrá ser excusa para el daño.
Cecilia Araceli Olguín
(Neuquén, Argentina, 1976)
POETA/LICENCIADA EN COMUNICACIÓN SOCIAL/DOCENTE
de la serie inédita Fuego Corona
para leer + en POETAS SIGLO XXI
y MÁS
su blog ELLA DICE QUE ESCRIBE
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