Fotografía de Maarit Hohteri |
IDIOTAS
De todas las idiotas
yo fui la única
que eligió sexo sin compromiso.
De todas las idiotas
yo fui la única
que bebió en los bares sola.
De todas las idiotas
preferí ser amiga con derechos
a novia con prejuicios.
De todas las idiotas
yo lo llamé
sólo para ver si estaba bien.
De todas las idiotas
desprecié al hombre insulso
solamente para quedarme sola.
De todas las idiotas
soy la que cocina por amor a los aromas
y no a los hijos.
De todas las idiotas
soy la que no teme hablar
ni teme quedarse callada
cuando hay tiempos
en que las personas suelen ser
de escaso pensamiento.
De todas las idiotas
soy la que ama más a sus amigos
que a sus amantes.
De todas las idiotas
soy la que prefiere un hombre
con buena ortografía
que un buen trabajo.
De todas, todas las idiotas,
nunca pretendí destacarme,
nunca pretendí ser o no ser,
nunca pretendí molestar,
abusar, ignorar,
sin embargo, hasta los más idiotas
saben que mi poesía es mala,
que el alcohol es el puro elixir
que solventa mis días de angustia.,
Y cada vez que observo mi ventana,
el cigarro se disipa,
la cama está vacía
y los poemas quietos;
y entonces siempre fui
la más idiota
de todas.
(extraído de: CÍRCULO DE POESÍA)
LAS MUJERES LLORAN
Las mujeres lloran.
Lloramos por todo:
porque amanecemos
entre el sollozo de la noche
y la voracidad de la luz madre.
Porque cuando el vacío
de una voz despoja
las entrañas,
aprisiona,
y no hay mejor remedio
que limpiar los grandes ojos
con verdad.
Lloramos porque nos cuesta
creer que el cuerpo alberga vida,
y después el arrepentimiento
de no desearla.
Lloramos porque nos creemos dueñas
de nosotras mismas,
pero entre el estado,
la iglesia
tu madre
tu padre
tu amante
la hermana
el vecino
tus sueños
tus deberes
la tierra
el cielo,
no sé ya qué carajos
es mío.
Fotografía de Susanna Majuri |
PARADOJA
Voy tras las almas libres,
como caballos desbocados
hacia el acantilado.
Voy tras el aire
de sus pasos,
la sonrisa ajena
que dispara mil historias
en mi almohada.
Busco los ojos
que despiertan
mi sueño,
los que buscan horizontes
e imposibles,
los que aman
lo austero
de un atardecer.
Voy tras las almas
que no voltean atrás,
se dejan llevar
por una brisa casi perpetua
que despide
sus propios aromas.
Y huelen a tierra húmeda,
a café recién hecho
y sábanas mojadas.
Huelen a verdad
y un misterio exquisito
que me mantiene despierta.
A revolución.
A paz.
Huele a mar viejo
sobre piel ceniza.
Voy tras esas almas libres
que no se percatan
de la sombra que les sobra.
Y los miro de lejos
con ojos de ensueño,
porque vuelan alto
y solas,
sin ataduras.
Y también sin mí.
(extraído de: BLANCO MÓVIL)
ph Pato Bejar |
(Baja California, México, 1990)
POETA/DIRECTORA DE AKELARRE COLECTIVA
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