23 de febrero de 2016

Ana Llurba, 3 poemas 3


Ilustración de Apollonia Saintclair

PARAFERNALIA

los hombres solo se te acercan cuando llevas
un objeto insólito en la mano, como una cruz
de hierro
DORIS DÖRRIE

mientras un teléfono suena en una habitación vacía
«Mujeres atacadas por sus animales domésticos»
era el nombre del reality show
que abrasa el núcleo helado
de una angustia indefinida
y con su retumbante tedio acampa
en el baño
mi particular cuarto propio
el lugar donde hasta las cremas tonificantes
discuten de metafísica
mientras envidio su autoconciencia
de una trascendencia efímera:
«tendría que»
«lo intentaré»
«debería de»
no dejan de repetirme los dictados
de esas lenguas desatadas
ante el espejo
por la ansiedad del porvenir
como si el placebo de la cosmética
pudiera con su fe mágica
detener
la desesperación ingrávida
de mis pómulos
en caída libre
sobre el remolino inquieto
de la vida



Fotografía de Annelie Vandendael
AHORA

Cuando vives aquí, te olvidas de que solo
porque has dejado de hundirte no significa
que no estés ya bajo el agua. 
AMY HEMPEL

éramos un puñado de gente dispersa
después de una batalla perdida
gesticulábamos nuestra incomprensión
ante las desventuras de este mundo
procurábamos ignorar los asientos vacíos de los
            que ya se habían ido
así como el rumor de los animales que huían de
                nosotros
y hasta nos inventábamos excusas de una manera tan
            funcional
que en el Tercer Reich se hubiera considerado artística
porque nuestra participación emocional
en la desgracia era mentira
había llegado el día
aquí sabíamos que ahora
era un lugar donde también se podía vivir




Fotografía de Annelie Vandendael

PISCINAS VACÍAS

el esmalte descascarado de mis uñas
dibuja el skyline de una ciudad en su crepúsculo
aunque otros solo vean una mancha de petróleo
es un test de Rorscharch
invadiendo la playa de mis cutículas
donde adivino el mensaje esquivo del oráculo:
me compraré una camiseta con Jesucristo
montado en un diplodocus sin dientes
el abismo de su boca vacía
al igual que esa piscina abandonada
es una tumba abierta
en el fondo de la casa de mi madre
bostezando la fecha exacta
del fin del mundo




Ana Llurba 
(Córdoba, Argentina, 1980) 
Reside en Barcelona desde 2008
POETA/EDITORA/LECTORA/ESCRITORA
de Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr
Ediciones La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015
I Premio de Poesía Joven Antonio Colinas
Coordina la editorial Honolulu Books
para leer una entrevista en ABC Cultura
para leer + en LA TRIBU
su WEB

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