Fotografía de Gary Isaacs |
RELOJ DE ARENA
Hoy he soñado contigo,
o con alguien
que yo creí que eras tu.
Solo quería que lo supieras.
Atravesabas el océano,
en una especie de balsa,
o diligencia, mientras,
no sé cómo, yo te observaba cruzar
las olas entre krakens, arco iris,
gaviotas y otras muchas cosas.
Pasaste miedo
porque eras valiente,
y yo te preguntaba
si habías visto a Dios.
Tu callabas, entre avergonzada
y temerosa, aunque se
que viste muchas cosas
que no me podías contar.
Después venias a mi casa
y me sacabas de mi calle,
de mi barrio, de mi vida y,
sorprendido, me vestías y nos íbamos
de fiesta.
Ocupábamos una tienda
y bebíamos hasta casi
perder la conciencia.
Paso la policía, que no nos dijo nada
y nos marchamos
de aquel lugar que,
entre vino y amigos que nos visitaron
durante una noche entera,
hicimos solo nuestra.
Me enamore de ti, esa noche,
por eso creo que eras tu.
Despareciste después,
como un manto negro
dando pábulo a la niebla.
Y hablaba de ti la radio,
la televisión y las casas de apuestas
y nadie te localizaba a pesar
del soplo que habías
clavado en mis costillas.
Después venían a recogerme,
no se que amigos,
mientras intentaba localizarte,
inútilmente, a través
de un numero de teléfono
anotado en una servilleta.
Pero ya no estabas, ni respondías,
habías desaparecido.
Y cuando desperté esta mañana,
aun me preguntaba cómo la vida
podía parecerse tanto a un sueño
y no saber cuál es la diferencia.
Ahora suenan las noticias
y sé que es hora de dar la vuelta
a mi reloj de arena.
Antonio Matamoros
(Badajoz, España, 1973)
su blog: 1001
2 comentarios:
Qué sugestivo y hermoso. La mujer. Cruzando el océano.
La vida en sí misma es un sueño, me ha encantado la naturalidad en el poema. Gracias una vez más por tan maravillosa entrega. Una labor de difusión poética incalculable. Un gran saludo.
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