Fotografía de Oleg Oprisco |
IDA Y VUELTA
Cuando nos dirigimos al amor
todos vamos ardiendo.
Llevamos amapolas en los labios
y una chispa de fuego en la mirada.
Sentimos que la sangre
nos golpea las sienes, las ingles, las muñecas.
Damos y recibimos rosas rojas
y rojo es el espejo de la alcoba en penumbra.
Cuando volvemos del amor, marchitos,
rechazados, culpables
o simplemente absurdos,
regresamos muy pálidos, muy fríos.
Con los ojos en blanco, más canas y la cifra
de leucocitos por las nubes,
somos un esqueleto y su derrota.
Pero seguimos yendo.
IDA E VOLTA
Quando nos dirigimos ao amor
todos vamos ardendo.
Levamos amapolas nos lábios
e uma faísca de fogo no olhar.
Sentimos que o sangue
nos golpeia as têmporas, as virilhas e os punhos.
Damos e recebemos rosas vermelhas
e vermelho é o espelho do quarto em penumbra.
Quando voltamos do amor, murchos,
rechaçados, culpados
ou simplesmente absurdos,
regressamos muito pálidos, muito frios.
Com os olhos desmaiados, mais grisalhos e a cifra
de leucócitos nas nuvens,
somos um esqueleto e sua derrota.
Mas seguimos em frente.
(Madrid, España, 1962)
en Tres deseos (Poesía reunida), Editorial Renacimiento, 2006
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5 comentarios:
Será por esa necesidad que tenemos...
Muy buen poema.
Un abrazo!
Hay lugares de los que no hay que volver.
Pero seguimos yendo.
Un beso.
Como ir a una fiesta. Se va ligero y se vuelve con las piernas cansadas.
Besos, Emma.
Amalia, por siempre Amalia...
Besos.
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