8 de abril de 2014

Andrea Gibson, El jarrón de la locura


Fotografía de Monica Carocci




EL JARRÓN DE LA LOCURA

La nutricionista* dijo que debería comer tubérculos.

Dijo que si podía con trece nabos al día
pondría los pies en la tierra, echaría raíces.
Dijo que mi cabeza dejaría de volar
hacia donde vive la oscuridad.

La vidente me dijo que mi corazón lleva demasiado peso.
Dijo que por veinte dólares me diría qué hacer.
Le di los veinte. Dijo, “Deja de preocuparte, querida.
Encontrarás a un buen hombre pronto”

La primera psicoterapeuta me dijo que me pasara
tres horas cada día sentada en un armario oscuro
con los ojos cerrados y los oídos tapados.
Lo intenté una vez pero no fui capaz de dejar de pensar
que era muy gay eso de estar sentada en el armario.

La yogi me dijo que estirara lo menos posible la verdad.
Me dijo que me concentrara en exhalar. Dijo que todo el mundo encuentra la felicidad
cuando se preocupan más de lo que dan
que de lo que reciben.

La farmacéutica dijo, “Lexapro, Lamictal, Litio, Xanax”

La médico dijo que un antipsicótico podría ayudarme
a olvidar lo que el trauma dijo.

El trauma dijo, “No escribas estos poemas.
Nadie quiere escucharte lloriquear
sobre la tristeza que habita en tus huesos.”

Pero mis huesos dijeron, “Tyler Clementi” ** saltó
desde el puente de George Washington
al río Hudson convencido
de que estaba completamente solo.”

Mis huesos dijeron, “Escribe los poemas.”



THE MADNESS VASE

The nutritionist said I should eat root vegetables.
Said if I could get down thirteen turnips a day
I would be grounded, rooted.
Said my head would not keep flying away
to where the darkness lives.

The psychic told me my heart carries too much weight.
Said for twenty dollars she’d tell me what to do.
I handed her the twenty. She said, “Stop worrying, darling.
You will find a good man soon.”

The first psycho therapist told me to spend
three hours each day sitting in a dark closet
with my eyes closed and ears plugged.
I tried it once but couldn’t stop thinking
about how gay it was to be sitting in the closet.

The yogi told me to stretch everything but the truth.
Said to focus on the out breath. Said everyone finds happiness
when they care more about what they give
than what they get.

The pharmacist said, “Lexapro, Lamicatl, Lithium, Xanax.”

The doctor said an anti-psychotic might help me
forget what the trauma said.

The trauma said, “Don’t write these poems.
Nobody wants to hear you cry
about the grief inside your bones.”

But my bones said, “Tyler Clementi jumped
from the George Washington Bridge
into the Hudson River convinced
he was entirely alone.”

My bones said, “Write the poems.”





Andrea Gibson 
(Colorado, Estados Unidos, 1975)
de The madness vase, Long Beach, CA: Write Bloody Publishing
Traducción de Nines B. Rodríguez
para leer MÁS
su WEB
en WIKIPEDIA  





NOTA DE LA TRADUCTORA: * Dado que en inglés el género de las palabras es neutro, no tenemos manera de saber si lxs profesionales a lxs que hace referencia el poema eran varones o mujeres. La traductora ha optado por feminizar por defecto el género de todxs lxs profesionales mencionados a lo largo del poema.
**Tyler Clementi era un estudiante gay de 18 años que se suicidó en Septiembre de 2010 en Nueva York tras sufrir bullying homófobo por parte de sus compañeros de piso, que, entre otras cosas, le grabaron besando a otro chico y compartieron la grabación entre sus contactos de las redes sociales acompañada de múltiples comentarios de odio.

5 comentarios:

h i l i a n d o dijo...

aunque esto de puntuar sea muy poco poético, yo digo que un 100 sobre 10.

mónica pía dijo...

Me encantó la resolución de sus huesos!

En un poema Apollinaire dice que “el que come ya no está solo”... Podríamos pensar que el que escribe tampoco...

un abrazo!


Darío dijo...

Certeras las palabras de los huesos...

Amanecer Nocturno dijo...

Mis huesos tiemblan...

Ana Muela Sopeña dijo...

Alucinante...

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