15 de febrero de 2014

Cristina Peri Rossi, 3 poemas 3


s/d del autor de la fotografía

LECTURA DEL DICCIONARIO

De pequeña, creía que el diccionario
era un arca inmensa y de papel
donde se guardaban todos los objetos
de este mundo
a escala reducida

Y rebuscando, podía encontrar
el arcón en el fondo de la A
la báscula en la B
la moneda en la M

Ahora
en los días melancólicos
de tu ausencia

busco en el diccionario
no ya los objetos
que nos pertenecieron

(el faro de Eduardo Sanz
la entrada de cine con vale para una almuerzo
en Pans & Company
los vasos de vidrio tallado que compraste en
la última tienda de vidrio soplado, calle Valencia
de Barcelona)

sino el nombre del perfil
que dibuja la lluvia en mi ventana
(lluvia de abril, lluvia de mayo)

garduño, mamífero carnicero
de cabeza pequeña que busca
alimento durante la noche
en las crías de otros animales

origen incierto de la palabra garete

nuestro amor se fue al
origen incierto o
desconcierto:
quiere decir que aquella partitura
ya es en realidad un soliloquio

la soledad de un loco
que mata sus recuerdos
con palabras

o todo lo contrario:
los alimenta, los cultiva,

como el garduño, pequeño mamífero
que se alimenta de las crías de los otros.



Obra de Claude Verlinde (lapocalyse par le papier)

NOCTURNO URBANO

Extraña civilización ésta
en la cual, a las dos de la mañana
de cualquier martes,
de cualquier jueves,
o domingo
dieciocho mil tipos y tipas
según los cálculos del ordenador
están enganchados a pasatiempos infantiles
("disponga las figuras en sus huecos respectivos"),
cincuenta y seis mil
a guerra de marcianitos,
ochenta mil a simulacros de fútbol,
en lugar de hacer el amor
digo hacer el amor, no digo follar,
atención, los de la Academia:
follar, follan los perros, los jabalíes,
las marsopas, las moscas, los elefantes
y los rinocerontes.

Extraña civilización ésta
en la cual, a las dos de la mañana
de cualquier martes,
de cualquier jueves,
o domingo
cientos de miles de personas
están circulando por la red
con mensajes abreviados
en lugar de tocarse,
mamarse, lamerse, acariciarse.

Como un regreso a la infancia.
Lugar que quizás nunca abandonaron.



Fotografía de Anja Niemi

VIRUS

Un virus ha entrado en mi ordenador
a través de un e-mail
igual que ocurre con una epidemia
o pandemonia.
No deja de ser extraño
que el amor de un mensaje
destruya mi sistema informático.
Me lo merezco
por permitir que el amor viaje por cable
en lugar de viajar por mi piel.



Cristina Peri Rossi 
(Montevideo, Uruguay, 1941) 
Reside en España
ESCRITORA/POETA/LICENCIADA EN LITERATURA COMPARADA/PERIODISTA/TRADUCTORA
de Habitación de hotel,  XI Premio de Poesía de Ciudad de Torrevieja, 
Random House Mondadori / Plaza Janés, 2007
su BLOG
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1 comentario:

Leo Mercado dijo...

Esta mujer (y el diccionario también) es la caja de Pandora.

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