Fotografía de Mehmet Turgut |
DESAPARECIDOS
Qué extraño ser es ese
que no entiende
porqué escribo desapareció cuando alguien muere.
Que me enseñe la lista de sus muertos.
Todos en la cama, por supuesto
y a respetable edad.
Mire esta mía: cortados prematuros
pisoteados, maltrechos.
A mí no me tocó la suerte
de cerrarles los ojos ni rezar nueve días.
Fueron uno tras otro. Y por el miedo
y el dolor
y la angustia
no tuve tiempo de investigar
cómo
quién
ni porqué.
Pero me consta que desaparecieron.
Fotografía de Oprisco |
DESACUERDO
No me hablen de nada.
Esta noche no estoy para palabras
ni discursos
sobre los acuerdos de paz en ningún lado.
¿Qué paz acordaron en mi nombre?
¿Quién les dió permiso para hacerlo?
Ninguno de esta lista interminable
que llevo entre las manos
dijo
adelante, firmen ese convenio.
A mí no me pidieron opinión cuando los grandes
decidieron que una guerra
si se enfriaba
podía jugarse mejor en patio ajeno.
Soltaron su veneno,
se sentaron a contar ganancias
a competir por esculpir la Luna.
Mientras tanto
aquí, como si nada, se acumularon muertos
y desaparecidos
y exiliados y odios.
Cuarenta años duró el juego.
A mí no me fue mal, aún estoy viva.
Pero esta lista, esta lista que me hace llorar cuando la leo
es la factura final de aquel convenio.
No me vengan con sellos a estampar un cancelado.
Aquí no se cancelan los afectos
ni los llantos, ni la sangre derramada
ni la memoria de los muertos.
(Guatemala, 1937)
de La Insurrección de Mariana, Ediciones del Cadejo,
Guatemala, 1993
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2 comentarios:
Preciosa de toda preciosura.
Esto no puede sino alegrar la semana. Hermosos.
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