17 de septiembre de 2013

Daiana Henderson, Lotería de Buenos Aires


s/d del autor de la fotografía





Los hombres me gustan desalineados
eso sí, pulcros, pero con el pelo hecho un desastre,
que no se acuerden la última vez
que pisaron una peluquería
y no se animen a pedirle a alguna hermana
o amiga que les de una mano.
Y que tengan la barba sin premeditar,
simplemente
porque se han olvidado de la mandíbula
y de toda la zona que rodea a la boca, total,
al fin y al cabo es lo único.
Para que cuando lleguen a mí
me ría de su desfachatez y les pida
que me dejen recortarles un poco el pelo
y les dé una gillette de regalo de cumpleaños.
Y a la mierda con eso de que querer a alguien
es aceptarlo tal como es.
En ese caso el amor es simplemente
una relación
y para eso ya me alcanza con que mi portero
me diga qué lindo que está para seguir durmiendo
o para estar tirado en una playa
según sean las 7 de la mañana
o haga 40 grados de calor.
Y yo lo acepto tal como es.
La gente que busca en el amor una compañía
debería comprarse un hámster
o una lámpara de lava.
Creo que tienen miedo de que cuando los toquen
les pase algo, que les cambie el color de la piel,
el tamaño de alguna parte del cuerpo,
y ojalá 
durante mi vida yo sea verde y marrón y violeta y anaranjada,
y un día no me pueda tapar los oídos porque tengo las orejas
más grandes que las manos.
Si no se trata de deformarse, el amor no es arte,
y si no es arte, es aburrido.
Los que quieren alguien que los acompañe 
para no tener miedo, se aburren.
Yo por eso prefiero quedarme sola,
de vez en cuando escribir una poesía
para hacer que algo se (me) mueva,
antes hacer cola en el supermercado,
llegar a casa y ver la foto de Martín,
tratar de recordar qué fue lo último que le dije
la última vez que lo vi, antes de bajarme de la camioneta,
y no decidir cosas mayores a si me gusta más la panceta 
o el chocolate
mientras miro los resultados de la lotería de Buenos Aires
y pienso que el 684 es un lindo número,
sobre todo si sos de Buenos Aires
y jugaste unos pesos
a la cabeza.




Daiana Henderson 
(Paraná, Entre Ríos, 1988) 
Vive en Rosario
para leer MÁS
extraído de su blog A FALTA DE CUADERNOS

6 comentarios:

vera eikon dijo...

ummmm....interesante....Abrazo.

Darío dijo...

Es muy capa. Demasiado. Dice lo mismo de siempre, que el amor no trata de aceptar al otro tal como es, pero con una desfacharez que me deslumbra. Viste...

vera eikon dijo...

Pues Darío ha traducido en palabras mi ummmm....

Mirella S. dijo...

Mirá lo que se puede decir con frescura sobre simples cosas cotidianas, que nos pasan a todos...
Besos.

Amando García Nuño dijo...

Deformada poesía, arte por tanto. Lo de aburrida es un concepto equívoco y manipulado.
Abrazos, siempre.

Leo Mercado dijo...

El amor pide mucho y después se conforma con poco. En fin....

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