24 de abril de 2013

Glauce Baldovin, 2 poemas 2 (II)



III

Nada traje para el amor. Nada. Nada traje.
Sábanas de hilo encajes alianzas de oro han quedado
                                en los baúles naftalina. En los escaparates.

El dijo, mi cuchillo.
Yo dije, hierbas olorosas. Albahaca y laurel orégano
                                              romero para perfumar el corpiño.
La piel perfumada es una alfombra de musgo.
                                                                 Una playa dorada.
Olor a tierra. Olor a mar.

Olvidados los adornos despreciado el lujo, sólo
                                        una estera de paja una colcha a rayas
y para el amor eso nos basta.



Jackie O.

I

Las mujeres que prefieren el mar a la tierra
                                                          son mujeres descastadas.
Impías.
El mar las tragará, lavará sus rostros y limpios
    los cuerpos serán incapaces del recuerdo y la nostalgia.
Porque la tierra nos ha sido prometida. Aún la más árida,
la que sin elevaciones se extiende hacia todo el horizonte
y hacia ella vamos.
Vencido el coraje nos arrastramos. Colgándonos el amor
                                                                          por la cintura.



Glauce Baldovin 
(Córdoba, Argentina, 1928-1995)
del Libro de María Libro de Isidro, Ediciones Argos, 1997
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3 comentarios:

Sergio DS dijo...

No creo que para el amor se puede llevar algo más que la entrega.

Amapola Azzul dijo...

Interesante, no obstante el mar no existiría sin la tierra..., el mar esta sujetado por la tierra. Besos.

Reposa en él, en su fondo, abrazo doble.

maría josé tirado dijo...

Que dos poemas más bonitos, nada hace falta para el amor, sobran afeites y pinturas cuando se ama de verdad. Pero nos empeñamos en complicarlo todo tanto que a veces esto se olvida. Gracias por compartirlo, saludos!!

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