24 de enero de 2013

Héctor Abad Faciolince, de Tratado de culinaria para mujeres tristes (fragmentos)


Fotografía de Andreas Heumann

Esa tendencia a traicionar, a mentir y a ser perfectamente franca. A esconderte o a mostrarte mucho. Ese cuidado de cuidarte tanto para acabar narrando tu historia, tu verdad con pelos y señales a un desconocido. Esas ganas de huir, de salir corriendo cuando alguien muestra que empieza a conocerte, aunque no te reveles. Ese vértigo de quedarte. Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie. De envolver las caricias en palabras. Esas ganas de cambiar sin renunciar a nada. Esa hambre de imposibles. ¿Cómo pensar en esta confusión contradictoria? Es verdad y mentira, está bien y está mal, y no hay salida.

Nada que hacer. Tómate un vaso de agua.”

1996

“Questa tendenza a tradire, a mentire ed a essere perfettamente franca. A nasconderti e mostrarti tanto. Questa tanta attenzione ad aver cura di te per finire così a raccontare la tua storia, la tua verità con capelli e segnali a uno sconosciuto. Questa voglia di fuggire, di scappare correndo quando qualcuno sembra che inizia a conoscerti, anche se non ti sveli. Questa vertigine di restare. Questa indomabile sete di qualcuno e non stare con nessuno. Di avvolgere le carezze nelle parole. Questa voglia di cambiare senza rinunciare a niente. Questa fame dell’impossibile. Come pensare a questa confusione contradditoria? E’ la verità e la menzogna, sta bene e sta male, e non c’è uscita.

Niente da fare. Prenditi un bicchiere d’acqua.”


"¿Pero es quizás un mal la soltería? No dejes que te agobien las casamenteras, no dejes que te ronden las falsas celestinas. Unas hay que se casan a la fuerza y son felices; otras que van sonrientes al rito de la boda sin siquiera pensar que andan hacia el patíbulo. ¿No podrán ser felices las que a la fuerza se queden solteronas por carencia de ofertas? Quizás entre las lágrimas te estés ganando un cielo aquí en la Tierra. Eso de maridarse es una lotería. Los más apuestos jóvenes se vuelven barrigones poco antes del tercer aniversario. Dictadores ociosos, tiranos insaciables, indiferentes lelos que leen el periódico y ven televisión. Los príncipes azules son escasos de veras. No cojas, eso sí, los vicios más funestos de la soltería. Deja de ser chismosa. Rechaza todo rastro de amargura...".



Si algún día te enfermas de palabras, como a todos nos pasa, y estás harta de oírlas, de decirlas. Si cualquiera que eliges te parece gastada, sin brillo, minusválida. Si sientes náusea cuando oyes “horrible” o “divino” para cualquier asunto, no te curarás, por supuesto, con una sopa de letras. Has de hacer lo siguiente: cocinarás al dente un plato de espaguetis que vas a aderezar con el guiso más simple: ajo, aceite y ají. Sobre la pasta ya revuelta con la mezcla anterior, rallarás un estrato de queso parmesano. Al lado derecho del plato hondo colmo de espaguetis con lo dicho, pondrás un libro abierto. Al lado izquierdo, pondrás un libro abierto. Al frente un vaso lleno de vino tinto seco. Cualquier otra compañía no es recomendable. Pasarás al azar, las páginas de uno y otro libro, pero ambos han de ser de poesía. Sólo los buenos poetas nos curan la llenura de palabras. Sólo la comida simple y esencial nos cura los hartazgos de la gula.”


Héctor Abad Faciolince 
(Medellín, Colombia, 1958)
de Tratado de culinaria para mujeres tristes
Editorial Alfaguara, 1998
para leer el libro en PDF

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó esa "Esa indomable sed de alguien y de no estar con nadie", permiso, paso por el libro.

Beso grande

EG dijo...

es una de las frases que mas golpea en el medio de la frente...pero digamos Horacio, que este señor hizo un compendio brutal!!!

besos

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