10 de junio de 2012

Sonia San Román, I' m loving me I y II


Fotografía de Philippe Halsman (1959)



I'M LOVING ME


Según los viejos de mi pueblo
no soy más que la nieta de un franquista.
Según dice mi familia
soy una especie de herejía progre.


Según mis viejos maestros de escuela
era una niña demasiado picarona.
Según mis antiguos compañeros
una empollona insufrible.


Según mi tío, el pequeño,
ya sólo soy una maruja.
Según mis amigas casadas
soy una golfa como mi tío el pequeño.


Según va diciendo mi novio
soy una chica cariñosa.
Según apunta mi hermana
soy una tía insoportable.


Según el Ministerio de Educación y Ciencia
soy licenciada en Filología.
Según mi nómina domiciliada
soy secretaria de 8 a 6.


Según mi D.N.I. y mi pasaporte
tengo 28 años y dos apellidos.
Y según este espejo empañado
tengo ya algunas arrugas,
el culo gordo y el alma gastada
de mirarme en los ojos de la gente
y evitar los míos.


Según yo va siendo hora
de dedicarme a ser yo,
que ya es bastante.


(de De tripas, corazón, Eds. del 4 de agosto, 2002)


I’M LOVING ME II

Me miré las uñas de la mano izquierda.
Estaban largas y bien cuidadas.
Las vi del derecho y del revés.
Observé las lúnulas blanquecinas
asomando bajo la piel
y se me antojaron bocas perfectas,
sonrientes y sensuales
que me miraban todas a un tiempo.
Comencé a acariciar mis dedos
como quien toca una miniatura de vidrio.
Froté las palmas una contra otra
con los dedos abiertos como suaves abanicos.
Bajé a las muñecas, a la zona azulada de venas
donde la piel se vuelve fina y clara,
a los antebrazos, a los codos, al cuello.
Acaricié del lóbulo de la oreja hasta el hombro,
solté mi pelo y metí los dedos en él.
Lo peiné rizando mechones entre el índice
y el corazón.
Lo aparté hacia un lado y toqué mi boca.
Raspé levemente mi labio inferior.
Estaba grueso y húmedo y pasé la lengua por mi dedo.
Con la otra mano sentí mis pechos
redondos y fuertes como frutas sabrosas.
Acaricié mi vientre dibujando espirales en mi ombligo.
Y bajé
y bajé
y bajé más
y más aún,
aún más abajo…
Y subí
y observé las uñas de mi mano derecha.


(en Planetario, 7 poetas desde el Planeta Clandestino)






Sonia San Román 
(Villamediana de Iregua, España, 1976)
para leer MÁS
su BLOG

3 comentarios:

el maquinista ciego dijo...

"el frío grifo de los hechos" que decía Leonard Cohen...justo eso que, supuestamente, nos define objetivamente y que en realidad nunca jamás podrá (por suerte) definirnos... y para luchar contra ello, nada mejor que mirarse las manos, tocarse el pecho y sentir el propio tacto ;))

Buen recordatorio de la necesidad de amarse, sin aspavientos ni soberbias pero sin desganas o desdén xD

Feliz domingo, Emma. Abrazo!

Darío dijo...

Uno es tantas cosas...

Blue dijo...

Ja, ja, ja, me encantó por fresco y por sincero. Ágil como la de la foto.
;-)
Besos.

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