21 de noviembre de 2011

Susana Villalba, Sé que mi petición es precipitada


Fotografía de Camil Tulcan
SÉ QUE MI PETICIÓN ES PRECIPITADA

yo
yo y mi
yo y mi cuerpo fuimos a esa fiesta
yo bailé
hermoso rico y poderoso rozaba mi cuerpo
mi betty boop mi reina descalza
mi nombre es yonimeri yo también
fuego furia ¿fumás? fuimos a su casa
estás mojada no sé no hemos sido presentados
sumergidos suma de noche estera estambres estaba aterrorizada
profeta centinela sentí un automóvil rojo rubio el tabaco
su espalda fuerte trepaba mi caída ínfimos funestos café
piedras para dormir me acompañaba a casa y olvidé decirselo
las palabras son monedas clavadas a la tierra
historias de susy siempre lo he sabido
cómo explicarte hubiese cupido calendario
perdida en los andenes al día siguiente mi sombra caía del piso 29
olvidé decirle que siempre nadie y yo nunca los amores cobardes
lloraba no llegan porque los hombres etcétera
él era despiadado todo un hombre quemado de belleza
mi cuerpo gemía como un gato y lo envidié pero yo nunca
me meto en sus asuntos
dijo tu piel mi nena dame no sé qué cosa qué llave del infierno
yo hubiera declarado desplegado y estrenado un novio
hubiese dicho a mis amigas entrado en algún bar
hubiese hubiese vino que me matara
habráse visto tan chiquita y calentando bancos en la plaza
ay corazón si te fueras de madre
siempre la pena entra la pena y la nada
mi cuerpo roto pegado a lo sumido curioso rito de cucharas en la mesa
sobre la mesa en la ducha él era el agua y me frotaba
belladona
dame en el centro de lo que siempre habla el espejo la sombra
del deseo era lacan en mi escritorio
ah para su estudio de análisis oh para sus análisis
acababa de ver
mi cuerpo demasiado tarde dónde estuviste le decía
ay corazón si supieras ser látigo y dormir





Susana Villalba 
(Buenos Aires, Argentina, 1956)
de Susy, secretos en el corazón, Ediciones Último Reino, 1989
para leer MÁS

7 comentarios:

Antonio dijo...

Me gusta. Sobre todo el último verso. Mañana lo leeré con detenimiento. Descanse.

Errata y errata dijo...

No sé por qué motivo pero me fascina cuando las palabras caen como cascadas, como cataratas, como se piensan, así "un trencito". Me gusta mucho también escribir así aunque no siempre sale algo comprensible. Pero me limpia. Porque la vida (y acá es cuando me pongo insoportable) es, como mucho, una secuencia de comas, pero puntos sólo cuando uno se enfrenta a su propia muerte. Incluso las muertes de nuestros seres queridos se me hacen, tal vez, un punto y coma pero no un punto. O un punto y seguido pero punto y aparte, sólo cuando me muera. Amén, y que me muera bien muerta que eso de andar muriéndose a medias genera demasiado dolor. Vayamos al grano (o al punto que va siendo hora de resumir y cerrar el comentario y si blogger me lo borra esta vez antes de publicarlo le corto un h....); me gustó mucho y me hizo acordar al final de Ulises, de James Joyce así que hoy lo publico por mi blog me dieron ganas. Si pensás leer Ulises, no pases por allí. Y por si acaso, pa´que no creas que me hago la yo-qué-sé, yo tampoco lo leí entero ;)
Un corte, una quebrada y enseguida volvemos.

Aka dijo...

Me ha gustado mucho este diálogo que hace consigo mismo, describiendo, sintiendo, inventando el que pensarán, el como lo veo, como lo siento... todo junto, batido y confuso, como suele nadar todo por nuestras cabezas mucho antes de que intentemos analizar las cosas.
Besos Emma

Marga dijo...

Menudo cacao de palabras... y a veces así nos da por pensar, sí...

Tengo una Betty parecida a esa al lado de mis libros, curioso.

Un besote!

Anónimo dijo...

Qué bueno, me ha encantado.

Saludos!

Darío dijo...

Un emboyeré para bailar pegados...

Pablo Seguí dijo...

Qué buen poema. Saludos sanvicentinos.

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