9 de octubre de 2011

Louise Glück, Celinda


Fotografía de Akif Hakan Celebi
CELINDA

No es la luna, te aseguro.
Son esas flores
que encienden el patio.
Las odio.
Las odio como odio el sexo,
la boca del hombre
sellando mi boca,
el cuerpo paralizante del hombre,
y el grito que siempre se escapa,
la sorda y humillante
promesa de unión.
Esta noche en mi mente
oigo la pregunta y subsiguiente respuesta
fundida en un sonido
que crece y crece
hasta que se rompe en las viejas identidades,
los cansados antagonismos. ¿Lo ves?
Hemos hecho el ridículo.
Y el olor de la celinda
se cuela por la ventana.
¿Cómo puedo descansar?
¿Cómo puedo ser feliz
cuando aún existe
ese aroma en el mundo?

MOCK ORANGE

It is not the moon, I tell you.
It is these flowers
lighting the yard.
I hate them.
I hate them as I hate sex,
the man's mouth
sealing my mouth, the man's
paralyzing body
and the cry that always escapes,
the low, humiliating
premise of union
In my mind tonight
I hear the question and pursuing answer
fused in one sound
that mounts and mounts and then
is split into the old selves,
the tired antagonisms. Do you see?
We were made fools of.
And the scent of mock orange
drifts through the window.
How can I rest?
How can I be content
when there is still
that odor in the world?



Louise Glück 
(Nueva York, EE.UU., 1943 - 2023)
de The Triumph of Achilles, Ecco, 1985
y en Proofs and Theories, Ecco, 1994
en Al diablo con el amor, Poemas para arreglar un corazón roto
Selección de Mary D. Esselman y Elizabeth Ash Vélez
Traducción de Raquel Vázquez Ramil
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4 comentarios:

Axis dijo...

Malditas las noches de verano
si con ansias de amor ves y sentís lo inalcanzable.
A veces duele, duele tanto como un aroma, como ese maldito aroma, no?

Beso enorme!!!

Darío dijo...

Es sólo una cuestión de actitud, y no de aromas.

vera eikon dijo...

Generalmente yo siento que la boca de un hombre abre mi boca, y el cuerpo de un hombre no me paraliza, sino que me hace bailar...Pero aun así el poema me parece hermoso, y el sentimiento que anida en él es comprensible. Puedo entender a esa mujer, porque su modo de decir me golpea. Buenas noches...

el maquinista ciego dijo...

suscribo todas las palabras de Vera (excepto buenas noches que cambio por buenos días ;))
... y añado que de toda la vida, y desde hace unos años (y algún que otro hombre...), me cuesta mucho aceptar una promesa. Es como si me diesen algo fabricado con el cristal más delicado que pueda existir, y que yo tengo que cuidar, limpiar y pulir, sí, pero de lejos, sin tocarla, porque se puede romper, aunque no dependa de mí nada de lo que le pueda suceder...

...y sin embargo es genial que a uno le prometan cielos.....aaay, no sé, será algo en lo que tengo que trabajar ;))

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