FECHA DE CADUCIDAD
Con el traje de junio
la vida se mostraba casi dócil
entre toallas verdes y amarillas
y lycra luminosa compartiendo
fronteras con la piel. Olor a mar templado
y la pereza cómplice
de olas y bañistas: era propicio hundirse
en esas lentejuelas soleadas del agua
o en las selvas pintadas sobre los bañadores,
desmenuzar el velo finísimo de sal
de unos hombros cercanos
y posponer la noche y su aventura.
Parecía la vida un puro litoral
pero avanzó una sombra:
al borrar con saliva la sal de la mañana
pude ver la inscripción junto al omóplato:
FRUTA PERECEDERA. Consumir
de preferencia ahora. El producto se altera fácilmente,
antes que los deseos. No se admiten
reclamaciones.
de Carpe amorem, Renacimiento, Sevilla, 2007
6 comentarios:
Oh, vaya! Con lo hermosa que era la escena. No es posible que la fina capa de salitre sobre su ien ocultara tal mensaje. Yo qué ya me imaginaba lamiéndola...El poema me dio una patada. Unas imágenes bellísimas que nos llevan directamente a la crudeza. Me pilló desprevenida, te lo juro. Besos
Hola, estoy casi segura de que ya lo conoces pero por las dudas lo dejo acá, caí por causalidad en la pagina de tanto pasear por los blogs.
http://circemaia.org/
Saludos!
Vir
Sí, claro! ya anduve por ahí! y nunca está de más volver. Gracias Vir!
Parecía la vida puro litoral...esas cosas me ciegan.
Carpe diem... o noctem... Quizás mañana la pasión caduque...
Manolo! pensé que no ibas a hablarme nunca! =)
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