"En balances", fotografía de Daniela Smith (Argentina, 1992) |
III
he terminado con el drama. adolezco de la falta, del aullido brutal y mudo a media noche, del insomnio, de la deuda, del rigor entrando a las ventanas o a la edad. ya no tengo historias crudas que merezcan ser contadas , no me animan las formas nimias ni los cuerpos fríos. la indiferencia cesó su delicioso juego de matarme. estoy evaporada de pasiones. pasé de la agónica existencia al respaldo de la cama, a los pies en alto del descanso. noto mis transformaciones: las mujeres no me rasgan sus recuerdos no se entierran regreso a la casa, contenta de tener casa sin soñar con el fracaso sin aspirar a lo irrevocable al abismo a los brazos inertes, para siempre inertes de un cuerpo maltratado. no me azotan mis filisteos comentarios ni me hieren los idiomas. la lupa de mi lengua no se altera sobre cuerpos inventados no seduce no adora. noto con horror, sin valentía, que comienzo a ser feliz.
XXIII
quiere decir que sucumbo ante el acto más leve de orga-
nización y decir una de mis verdades a la mujer que amo
me horroriza. quiero decir que me atormenta la entrega
más nimia, como hablar en voz baja a un teléfono y sen-
tir que más allá es imposible amar. quiere decir que pa-
saré el resto de mi vida con los mismos terrores diurnos,
nocturnos, solares y tocar la tierra con las manos me
lleva, casi siempre, a la desesperación. quiero decir que
no dejaré jamás de usurpar, trastocar la realidad para que
se sepa de mí y de mis luchas que suelen ser éstas, las
que no me interesan. quiere decir de mis horarios, de
mis trastornos, de esta sola oportunidad de hablar en
textos que se queman solos porque me representan y yo
me siento singular y sola como un planeta. quiero decir
esto, sin más, la reconstrucción estricta de mi voz man-
chando las paredes en un acto irrevocable de humildad,
de desnudez. quiere decir nada, mi nada, la nada. la de
esta edad. la del apartamento que no me gusta. la de mi
almohada sosteniendo mi nuca para nadie, para esta
sombra que hace peso, que me obliga a recorrer los es-
calones como quien viene perdido de una guerra para
vivir o seguir muriendo en otra. la de los ausentes.
(Caracas, Venezuela, 1961)
POETA/PERIODISTA
del libro Olympia, Monte Ávila Editores, 1991
para leer + en EMMA GUNST
10 comentarios:
A esta edad, siento que todas mis guerras están perdidas...
Tristemente bellos. La felicidad a veces tiene ese retrogusto amargo que marca el primero, una forma de convicción de que estar tranquila es lo más lejos que se puede llegar. Es un "mejor me voy a leer un rato, no me jodan más".
Me encantaron Emma, no conocia a esa escritora.
El primero es tan tristemente Feliz que no se como expresarlo... me encanto, me llego... gracias por traernos estos hermoso versos: siempre...
"me siento singular y sola como un planeta".....Ufffff
Un uppercut, directo al mentón del que lee.
Siempre me pillo los dedos con sus selecciones, y ahí me las veo abriendo de nuevo la cajita y disfrutando de las transformaciones. Es majestuoso casi ver como un alma vencida sigue regresando a la "guerra de los ausentes". Bicos Emma.
A esta edad siento que no tengo fuerzas para guerras nuevas...o sea, algo similar a lo que escribiste Curiyú.
Será porque llegué a esa situación que planteás vos Maia, la tranquilidad parece que es el trofeo!
Isza, la conocí ayer a Manón, leyendo unas tesis de estudio de linguística de una Universidad Venezolana.
Vera, Leo...gracias...
C.C.RIDER...tendría que traducirme el significado de toda su frase...comprendo lo que dice pero no lo entiendo! (o al revés?) :)
("recalculando"...)
C. C. Rider...ahora entiendo lo que dijiste! beso
A esta edad siento que puedo ganar todas las batallas, porque he mejorado notablemente mis estrategias.
A esta edad, no me importa ganar ninguna batalla.
Comienzo a ser feliz.
Excelente Malena! =)
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