Obra de Cristina Troufa |
SOLO ESTOY PIDIENDO QUE LLUEVA
I
Estoy rogándole a Once que
llueva más fuerte.
No hay suficiente barro en las veredas.
Estoy suplicando que la ventana
se agigante y me abrace
hasta escurrirme todas las flores
de malvón descuidadas.
Estoy insomne dando vueltas
monoambientales, humedeciendo el único
espejo de la casa, de la pequeña caja,
para dibujar escenas y hablarlas
mientras Once solo deja resbalar
un puñado de desorientadas gotas de nada.
Estoy incendiando mis horas.
Estoy cavando la superficie de los días.
Estoy enterrando los árboles de la noche.
Solo estoy pidiendo que llueva
tan firme, tan espeso, tan frío
que apague de un único golpe mojado
la encendida piel de mis manos.
de La incendiada del espejo, Peces de ciudad, 2016
Leído en LA RECONSTRUCCIÓN DEL DESEO
Obra de Cristina Troufa |
INCENDIO
El viento besa
los yuyos huérfanos
que resisten entre las vías.
Estoy volviendo al pueblo
a saludar a la muerte.
El tren avanza y
comienzan a habitar
mi cuerpo los recuerdos
de unas vacaciones en Córdoba.
Me pregunto si el
impacto será solo
la ausencia o lo definitivo
de esa ausencia
en un territorio:
el de mi infancia atravesada
por la experiencia seca
que no dejó en mí
ninguna huella.
Pero a medida que
pasan las estaciones
resuena algo en el hueco
de mi vientre como si fuera
la memoria una alarma contra incendios.
Se me queman los recuerdos
en las manos.
por eso escribo.
Leído en DIARIO DE RADIO
Obra de Cristina Troufa |
HAMACA
Cada vez que vuelvo de mi pueblo
tengo la boca llena de tierra,
en los dientes me crujen piedritas,
se me hace barro la boca,
se me hace barrio.
Se me pega en la piel el olor
de las calles a pasto, humo y sudor
sulfatado.
En la casa de mi abuelo, me quedo
quieta en una silla de la cocina.
Tengo miedo de levantar mucho
polvo de memoria si me suelto.
En mi pueblo ya no hay casa para mí,
ya no hay cuarto ni cama con mi
recuerdo.
Yo me fui hace mucho, mucho antes
de que me fuera.
Cada vez que vuelvo de mi pueblo
siento como si saliera despedida
de un pequeño cuerpo en una
hamaca de una plaza de pastos
amarillos donde una vez me caí
desde lo alto y mi estómago
se quedó sin aire.
Leído en DIARIO DE RADIO
Obra de Cristina Troufa |
“Dos mujeres se despiertan juntas
El mundo sabe lo que costó”.
Si al mirar para atrás
Somos capaces de enumerar todas las veces
Que deseamos besarnos;
Si al chequear en el catálogo mental de aquellos rostros olvidables
Podés hacer una pausa en mi cara colgada de algún escenario random;
Si cuando quisiste insinuar tu mano a la mía
La respuesta fue un instante de certidumbre incontrolable;
Si cuando estuvimos las dos bajo un mismo techo lleno de gente
Lo único que quisimos fue mirarnos suspendidas en esa nube;
Si cuando teníamos que irnos
Invadimos todos los rincones vacíos para que nadie nos eche de nuestro encuentro;
Si al cerrar los ojos
Todavía podés sentir la electricidad de esa noche,
Entonces no estábamos tan equivocadas:
El mundo también puede ser para nosotras.
2019
Obra de Cristina Troufa |
“Escucha cómo cae la lluvia,
como si no hubiera amor ahí
ni luz, nada más líquido, más sonoro,
como si solo eso quedara,
sin amor sin tiempo
solo mi mano que cierra casi todo (...)”.
ES ACÁ
Es acá donde suenan
todos los miedos;
acá, cerca de tu mano
que toca el mundo como
si fuera una cosa uniforme.
Yo me pierdo en el mundo,
en sus horas y sus días calendario.
Y tu mano sigue
tecleando vuelos, amasando el
destrato de mi ansiedad.
Es acá, no allá, donde la noche
puede llenarnos a todxs
de conclusiones olvidables.
Prefiero eso y la cercanía
de olvidarme en un impulso.
Prefiero acá la irreverencia
y la bronca de tener mucho
y que nadie quiera nada.
2019
È qui di
È qui dove suonano
tutte le paure;
qui, vicino alla tua mano
che tocca il mondo come
se fosse una cosa uniforme.
Io mi perdo nel mondo,
nelle sue ore giorni e calendario.
E la tua mano continua
a tamburellare voli, impastando il
disastro della mia ansietà.
È qui, non là, dove la notte
può riempirci tutti
di conclusioni dimenticabili.
Preferisco questo e la vicinanza
del dimenticarmi d’impulso.
Preferisco qui l’irriverenza
e la rabbia d’avere tanto
e che nessuno voglia niente.
Traducción de Antonio Nazzaro
Ph Magdalena Giménez |
(Mercedes, Bs. As., Argentina, 1988)
Reside en CABA
POETA/ACTIVISTA/ESTUDIANTE DE ABOGACÍA/TALLERISTA
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1 comentario:
qué belleza... es una poesía maravillosa.
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