y habrá nombres para diferenciar el olvido de la fauna
del olvido de la flora.
La palabra esqueleto solo se referirá a los restos humanos
porque habrá una forma particular
de describir el conjunto de huesos
de cada especie extinta.
Habrá un nombre para designar la última chispa de fuego,
un nombre primitivo como el del maíz
y otro para la transparencia del río
que muchos se habrán lanzado a atrapar
al confundirla con sus almas.
Las crías nacidas ese día no se tendrán en cuenta,
pero la palabra parto sustituirá la palabra ironía que ya habrá sustituido
la palabra tristeza.
Y habrá un léxico de adioses,
porque se dirán de tantas formas
que llenarán un libro entero, que es lo que quedará del amor,
de la literatura.
El mundo va a acabarse antes que la poesía
y la poesía continuará afirmando su devoción a lo perdido.
Asistimos a la majestuosidad
del fracaso,
adoptamos la postura del asesino.
Nos lavamos las manos
una y otra vez.
Camino al paredón
balbuceamos un verso lejano.
MONTAJE V
Tampoco nos convencieron
del desastre; todos
los restos eran de plástico.
Un montaje más
del fin del mundo
no engaña
a las hijas del residuo.
Tania Ganitsky
(Bogotá, Colombia, 1986)
POETA/ESCRITORA/ENSAYISTA/TRADUCTORA/EDITORA/
MAESTRÍA EN FILOSOFÍA Y LITERATURA
de Desastre lento, U. Externado, 2018; Frailejón Editores, 2019
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1 comentario:
Tremenda y poética reflexión tan real.
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