13 de diciembre de 2015

Graciela Zárate, 2 poemas 2


Fotografía de Peter Lindbergh



AGUARDA

Sentada frente a ti
arrojaré los restos de memoria
desahuciando al pasado
por ser lo que ahora queda.

Regaré tus corales con cumpleaños
te obsequiaré desdicha en celofán,
errores y este miedo.
Me cobraré la espuma
–superflua– sólo ella es quien se acerca,
no sabe que en tu fondo enterré los delfines.

Queda poco, ya llego,
y me verás sentada, ahí, delante
mientras te vas y vuelves –siempre sabes volver–.
Estoy de recogida
preparando matrioskas,
matrioskas de deseos
que envuelvo entre burbujas de plástico y papel.

Espera, ya verás, voy a llegar.
Por las noches serán esas estrellas
      –las que techan tu agua–
nostalgias y guernicas abrigándome toda.
Y de día el azul con que recibes
me dirá que el presente es como un canto
y el futuro silencio a completar.

Me mudo hacia tu eco
voy llegándote, aguarda,
otórgame el silencio que te queda;
dámelo todo, mar.



Fotografía de Peter Lindbergh



«Lobo ¿está?»


Juguemos en el bosque
mientras el lobo no está.
Canción popular.

He venido hasta aquí para verte la cara
he vuelto a la meseta para ver cómo miras.
Recorrí cien kilómetros seis veces,
atravesé con luna hasta de día
y ni el viento explosivo
pudo limpiarme el miedo.
Una máquina enorme iba abriendo la ruta
no supe qué quitaba
si la nieve o mi pena.
He llegado por fin para verte la cara.
He venido y me has dicho,
detrás de ese escritorio
del juzgado civil número cien,
qué día mi morada será ya mi pasado
qué día seré intrusa en esa casa
o una vil delincuente si franqueo su puerta.
Ahora tengo fecha,
sé a partir de qué luz
quedarán apresadas las risas de mis hijos
las patitas del perro sonando en el parquet
aún de muerto,
los gemidos de amor que di a quien desamo
y mi recién pasado, mis treinta, mis cuarenta
hincados en ladrillos ya de nadie,
esperando a que lleguen
para poder partir.
Yo me llevé unas cajas y el recuerdo,
el corazón latente de rincones,
pero no fui capaz
de arrancar del estuco
la vida que se asía a las paredes.
Cuando cambien la llave
y después de esperarse años vacía,
habite otra familia con su historia,
risas, perros, terrores;
un gran perfume a crimen y pasado
invadirá la casa como viva denuncia.
Un humo azul oscuro
soltarán las paredes
y un huracán furioso saldrá por las ventanas.





Graciela Zárate Carrió
(Buenos Aires, Argentina, 1962)
Reside en Almería, España
de A contraluz de embargoEditorial Lastura, 2014
para leer una entrevista en: Almería 360
para leer sus poemas en portugués en: TRANSPOÉTICA

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