Fotografía de Aaron Feaver |
Podía alquilar,
amueblar,
conectar servicios,
acomodar la ropa
y la vajilla
en menos de
noventa y seis horas
a partir de la marca
en los clasificados
Podía cambiar
de corte de pelo,
modelo de zapatillas,
celular y computadora,
marca de cigarrillos,
forros y whisky
en veinticuatro
o treinta y seis horas
a partir del primer despertar
en mi nueva casa
Podía tirar
una docena o dos
de galgos
a cuatro o cinco
cachorras
sin perder el rastro
mientras escribía
guiones y avisos,
notas y documentales,
discursos políticos,
recetas de cocina
y vidas de santos
al mismo tiempo
Podía
A esto ya lo escribí
varias veces. Ya lo viví
otras tantas
No puedo más
Hace casi un año
que no puedo vaciar un
departamento desierto
Hace casi un año
que no puedo hacer
dos laburos
al mismo tiempo
y cuando hablo
con una mujer
olvido su nombre
a la mitad de la
conversación
Sueño
que viene un hada
como la del
muñeco de madera
y me acaricia y
el cansancio
desaparece y
aparezco
en un pequeño
cuarto blanco con
una cama y una mesa
y una silla y
una pila de libros
sobre el piso
de madera oscura y
hay una alfombrita
bajo la mesa y
una cortina de palitos
enrollados a un patio
con un sauce
o un naranjo y
despierto
cada mañana y
me tomo unos amargos y
los dedos de mis pies
imitan sobre la alfombra
a los de mis manos
sobre el teclado de una
vieja italiana a cinta y
almuerzo pan y fruta y sopa y
de postre me fumo
el único del día y
hago una siesta con
la cortina a media asta
para que el sol
copie las naranjas
sobre mi almohada
o la lluvia haga el negativo
de las gotas del cristal
sobre mis sábanas y
así todos los días
menos uno cada tanto
en los que una mujer
sin nombre aparece
para recordarme
que soy un hombre y
se deja y me deja hacer y
al final me mima
como si después de
hacerme el hombre
necesitara perdón
o consuelo
Gastón Ribba
(Villa María, Córdoba, Argentina, 1972)
en FACEBOOK
para leer MÁS
No hay comentarios:
Publicar un comentario