Fotografía de Mijailova Olecia – Danapra |
ARGUMENTOS DE ARENA
No deberíamos amar nada que pase.
Nada que nos mate un poco
cuando sus signos mueran.
Es decir, nada que ría.
Nada que tiemble o se conmueva.
Nada que florezca para luego marchitarse,
de buenas a primeras.
Nada vivo, si apuramos conclusiones:
Duele tanto ver cómo lo que amamos
se deshace en nuestras manos vencido por el tiempo.
Es más,
no deberíamos amar, si lo pensamos.
Pero no lo pensemos.
Hoy no, al menos.
(de Riesgos de la noche, Alción, 2001)
Fotografía de Sarah Maingot |
COOL
Déjalo ir. Lenta, lenta, lentamente.
Desollada la pasión no listes las cenizas.
Aparta tu dolor como una cosa
y ahoga la marmita que te anima tras impasible gesto.
Pacifícate el pecho, mujer.
Dile al viejo huracán que ya no se amotine.
(de Riesgos de la noche, Alción, 2001)
Fotografía de Sarah Maingot |
INERCIAS
A solas te preguntas
qué vas a soñar después,
cuando la demora te ate a las sillas
-abrazo de enredadera-
y en los bolsillos duerma el vapor
de los cuerpos y las velas y los trenes
que no fueron.
¿Dónde
ese preservar nos librará de huir,
para avanzar como si fueran ciertos
el placer, el sumar
y no, la pérdida?
(de Monstruos privados, Alción, 2006)
(Córdoba, Argentina, 1970)
Reside en Buenos Aires
POETA/PERIODISTA
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1 comentario:
Tres buenos poemas, ha valido la pena.
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