Fotografía de Lauren Treece |
quedan en la mesa.
Rendidos reflejos de la noche en las botellas vacías.
Restos de frutas y pan desmigado en los manteles.
Los amigos se han dormido
como muñecos hundidos en la noche
Vos estás más viva que nunca con un vestido amarillo orlado
por una brisa nueva.
Es el 17 de enero de un año que se quedará anclado entre
soledades afiladas.
Cuchillos extraños tiemblan en la ausencia de toda certeza
sobre nosotros.
¿Cómo aprendiste a odiarme?
A dejarte recorrer por la muerte en tu vestido amarillo,
en tu garganta hacia atrás,
en tu pelo tocando el césped,
en tus brazos transpirados y lentos,
arrojados a la nada,
en tus piernas sobre la mesa
golosamente recorridas
por moscas brillantes,
nerviosas.
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Para qué poetas en tiempos de miseria - dijiste-
leías Hölderin.
De Hölderin recuerdo que los árboles
son felices, porque no van a la escuela.
Los árboles son fuertes por lo mismo,
no hay domesticación posible.
Marcelo Dughetti (Villa María, Córdoba, Argentina, 1970)
de Los caballos de Isabel, Editorial Recovecos, 2009
para leer más en REVISTA LAMÁS MÉDULA
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