8 de noviembre de 2012

Victoria Sibelles, Dos memorias

Fotografía de  Irina Werning

DOS MEMORIAS

Desde mi primera memoria, él me miraba.
Y sospechaba su deseo.
Cuando mis pechos despuntaron, los besó.
Se le hizo costumbre, deslizar su cuerpo en el mío.
Se me hizo insoportable
su aliento
y mi quietud.

Un día, con sus ojos rojos de siempre,
mi madre me llevó a su cocina.
No me develó sus recetas,
solamente me hizo observarla,
toda la mañana,
como usaba la vieja cuchilla
entre verduras y carnes.

En la siesta de aquel viernes,
la del calor insoportable,
los perros se pelearon por la ración extra.
El llanto de mi padre, arrodillado,
la mirada lejana de mi madre.
Son mi última memoria desde entonces.




Victoria Sibelles 
(Córdoba, Argentina)
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