Fotografía de Oleg Oprisco |
POSTALES DE MOLDAVIA
Así como yo nunca he entendido nada de mecánica
mi abuelo tampoco entiende mi poesía y mi pasión por el rumano;
supongo que por eso buscó Moldavia en un atlas
para ubicar dónde se publica desde 1932 la revista Viaţa Basarabiei.
«Moldavia se hizo estado independiente en 1991
con la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas,
y todavía era parte de Rumania en la Segunda Guerra Mundial,
cuando tu abuela trabajaba en una fábrica de cerillos
en la colonia Obrera», me dice con tono de historiador.
Mi abuelo nunca ha entendido mis poemas
ni yo el ruido de sus motores.
¿Cómo iba pensar en Moldavia, si nació en una ranchería en Coroneo, Guanajuato?
Algo pasó en Coroneo que se extraviaron todas las actas
del Registro Civil. Dicen que mi bisabuela se llamaba Cresenciana
pero mi Anita se llamaba Ana y los sábados en la tarde
me gustaba escucharla decir que la detuvieron
por llevar parque en los años de la Revolución.
Mi abuelo lleva dos horas sumando y restando números en una servilleta,
luego saldrá por el pan y calentará agua para su canario.
El pueblo de donde viene no aparece ni en Google Maps.
Ahora abre el almanaque en la página 40
y la sostiene con su servilleta matemáticamente entintada,
sólo para decirme: «¡Qué bonito todo lo que escribes, chula,
hay un pueblo cerca de Chişinău que me recuerda tanto a Coroneo!»
Fotografía de Oleg Oprisco |
La última noche de abril
Me acerqué a la librería para matar el tiempo.
Aunque no es mi sección favorita
el título de Cómo vivir sin ti y no morir de amor
me detuvo en los Best Sellers.
Me oculté tras los diccionarios jurídicos
para ver si el Dr. Burgoa me arropaba,
como los árboles a esas bancas tristes
y solitarias de la Alameda Central.
Oración para sacar al ser querido:
«Me quiero y me respeto y voy a tener la fortaleza para
no rogarle porque yo merezco algo mejor.
–Repítase tres veces ante la tentativa de un encuentro–», leí.
Dice el Dr. Shulz (un inglés calvo, andropáusico, seguramente divorciado
[y autor del libro)
que tomemos una libreta para descubrir ese humus interno.
me dueles como mi asma. Escribo.
Luego pienso y vuelvo a escribir:
me dueles como le duele a madre mi asma.
Pienso en una vocal, la O.
No está en tundra pero sí en pergamino:
Estoy cansada
¿mi corazón?
Sí. Impreciso. Como el liquen.
No hay soporte para este vértigo.
ni mapa para tu cuerpo estéril.
Pero el Dr. Shulz se equivoca,
quizás algunos nacimos sin ese humus del que habla.
Compraré unos cigarros,
cruzaré la avenida.
Hace frío,
y en esta noche de abril
el semáforo brilla más que la luna
Beatriz Estrada Moreno
(México DF, México, 1985)
POETA/TRADUCTORA
para leer + en CUADRIVIDRIO
su blog BETTYCHURRIS
en TWITTER
2 comentarios:
Interesantes, y por momentos emotivos...Beso
Me llama la atención esta chica que no escribe como las mexicanas que he leido por ahí. Por eso me gusta. Es muy pero muy buena la piba che.
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