Fotografía de Marc Lagrange, extraída del blog Found in the Attic |
CINCO COMIDAS
“A table means does it not my dear it means a whole steadiness”
GERTRUDE STEIN: Tender Buttons
Fetas de jamón, paté, salchicha, sobre hojas de lechuga;
coliflor, trozo de pato en salsa de vino
amarronada; lechuga, repollo crudo, vinagre y aceite;
un cuadrado de torta de nuez con escarcha de moca;
Camembert en una hoja verde, pancito duro, manteca;
media botella de champagne, café negro.
Medialunas, manteca, jugo de naranja, café.
Beaujolais versus St. Emilion. Hojas ganchudas
con queso de oveja rallado; caracoles en manteca de ajo;
lechoncito rostizado crujiendo en jugo; vino tinto
en una jarra de vidrio; mousse de chocolate. Aliento que empaña
el vaso en tu mano. Brandy en la cama. El aceite
costó caro, en botellones. Sin aceite
comimos endivias, queso de cabra. No hay café-para-llevar
en París. La crème fraîche, en picos como escarcha;
hojas verdes como plumas, ahuecadas, te sirvieron de cuchara
con las piernas cruzadas en la cama. Descorchamos un vino
con mi navaja Suiza. Entre crema ácida y manteca:
chupo dedos de crema. El cubo de manteca dorado a la hoja
que diseñaste, entre etiquetas de mermelada, en óleo
pastel. Las lenguas se suavizan en el vino tinto, joven y áspero.
El borde marrón del dibujo es un arroyo de café.
Guardás una mandarina con dos largas hojas curvas
que la engloban. Chocolate oscuro, como escarcha que rebalsa
fuera del bol. A la mañana, el rocío empaña
los cristales planos. Medialunas, tostadas y manteca.
Todavía tenemos sueño, pero no dejamos
ni una miga. Aprieto tu cachete aduraznado; aceite caliente
mana de la fuente mientras el primer café con leche
se vierte copioso. No tenés crayones para los colores
del vino. Podríamos beber sólo vino blanco
pero es demasiado frío. Los charcos de lluvia se escarchan,
congelados. Planeamos excursiones con más café.
Doblás las etiquetas de la jalea de grosella y de la
manteca. En Florencia habrá aceite de oliva
barato, en latas barrocas. Nuestro tren parte
a las siete. Dejo nuestro vino de Año Nuevo
escarcharse en la cocina. Arcoiris de aceite
se arremolinan en aromas cálidos: pan fresco con manteca, café fuerte.
FIVE MEALS
“A table means does it not my dear it means a whole steadiness”
GERTRUDE STEIN: Tender Buttons
Slices of ham, pâté, sausage, on lettuce leaves;
cauliflower, wedge of duck in a browned wine
sauce; lettuce, raw cabbage, vinegar and oil;
a square of walnut cake with mocha frosting;
Camembert in green foil, hard roll, butter;
a half-bottle of champagne, black coffee.
Croissants, butter, orange juice, coffee.
Beaujolais versus St. Emilion. Bibb leaves
with grated sheep’s cheese; snails in garlic butter;
roast suckling pig crackling in juice; red wine
in a glass pitcher; chocolate mousse. Breath frosting
the glass in your hand. Brandy in bed. Oil
cost a lot, in huge bottles. Without oil
we ate endive, goat cheese. No coffee
take-outs in Paris. The crème fraîche, peaked like frosting,
you scooped up with moon-green feather-shaped leaves
cross-legged on the bed. We uncorked wine
with my Swiss knife. Between sour cream and butter:
I lick fingers of cream. The gold-foiled butter
cube you’ve shaped, between jam labels, in oil
crayons. Tongues are smoothed by rough young red wine.
The drawing’s edge is a brown stream of coffee.
You save one tangerine with two long leaves
curling the globe. Dark chocolate, like torte frosting
out of the bowl. Morning, cold rain frosting
the cubed panes. Croissants, tartines and butter.
We’re still sleepy, but neither of us leaves
a crust. I stroke your peach-furred cheek; hot oil
wells from the source as the first milk coffee
pours down. You have no crayons for the wine
colors. We could only drink white wine
but it’s too cold. The rain puddles are frosting
over. We plan excursions with more coffee.
You fold the currant jelly and the butter
labels. In Florence there’ll be olive oil
cheap, in baroque tins. Our train leaves
at seven. I leave our New Year’s wine
frosting in the kitchen. Rainbows of oil
swirl on warm smells: buttered fresh bead, strong coffee.
6 comentarios:
Joder. que hambre
Uvasal efervescente.
hay que dedicarse a escribir un poema de estas características culinarias, no? Realmente le debe gustar muuuucho comer, lo debe disfrutar.
Un abrazo Antonio, y Maia
Es un poema goloso éste. Bicos
Dicen que a quien le gusta y disfruta del buen comer, le gusta...
;)
muy bueno. una gourmet la doña.
y linda foto.
Publicar un comentario