21 de abril de 2011

Diane Wakoski, El mecánico


Fotografía de Elmer Batters
(EE.UU. 1919 –1997)
EL MECÁNICO

La mayoría de los hombres usan
los ojos
como metrónomo
para marcar el compás
del caminar de una mujer
cómo sus caderas se ciñen
contra la tela, igual que los higos
en el árbol
justo antes de reventar
sus moradas pieles,
para medir qué tanto
de su andar emplea en la cama
de noche,
la jarra del cielo
llenándose de vía láctea
centellea cada vez
que ella mueve los labios.

pero, claro,
los secretos
no son los golpes obvios
en la canción
que cualquier baterista puede dar

oyendo la velocidad del motor
—hecho también de golpes—
tan rápidos,
sutiles, supongo,
que llegan como un sonido continuo
o el corazón que, por supuesto,
golpea sin ventilador
que lo mantenga
fresco;
es una prueba,
un ritmo,
que no podrían ver
aquellos ojos medidores
aunque tal vez haya algunos
con dedos y oídos
tan cerca de los motores
con aceite limpio circulando por los oídos
que depure la sesera,
quizás algunos...

puedan decir
en qué consiste
el secreto sangrar de una mujer

Como mujer
con estrellas untuosas
en todos los puntos
de mi piel
nunca podría
fiarme de un hombre
que no fuera mecánico;
un hombre que usa sus
ojos,
sus manos,
escucha
al
corazón.

THE MECHANIC

Most men use
their eyes
like metronomes
clicking off the beats
of a woman’s walk;
how her lips press
against the cloth, as figs before
they split their purple skins
on the tree,
measuring how much of her walk
goes into bed at night,
the jar of the sky
being filled with the Milky Way
glittering for every time
she moves her lips

but of course
the secrets
are not the obvious beats
in the song
that even a bad drummer can play

hearing the speed of the motor
- it too made up of beats -
so fast,
subtle, I suppose,
they register
as continuous sound
or the heart which of course
beats without any fan belt to keep it
cool.
it is a test,
a rhythm,
they could not see
with those measuring eyes
though perhaps there are some
whose fingers and ears
are so close to the motors
with clean oil passing through their ears
and draining properly into the brain pan,
perhaps a few…

who can tell
what the secret bleeding of a woman
is all about

As a woman
with oily stars sticking
on all the tip points
of my skin
I could never
trust a man
who wasn’t a mechanic,
a man who uses his
eyes,
his hands,
listens to
the
heart.



B O N U S  T R A C K




MI CERTIFICADO DE BODA

Hay sombras
que parecen peligrosas manchas
en tus pulmones
llenando
un retrato tuyo
que tengo en mi mente.




Diane Wakoski 
(Whittier, California, EE.UU., 1937)
de Emerald Ice: Selected Poems, 1962-1987, 1988
Traducción de Beth Miller
para leer MÁS
su WEB


3 comentarios:

EG dijo...

(Copio textual)
En su portada se lee la dedicatoria siguiente: “Este libro está dedicado a todos esos hombres que alguna vez me traicionaron, con la esperanza de que se caigan de sus motocicletas y se rompan la cara.”

José Antonio Fernández dijo...

Qué dedicatoria con tan mala leche!!
Sobre el poema, se nota que la autora conoce la forma de sentir de los hombres. Creo que ha acertado.
Un abrazo.
Ah, ¿y esas uñas de rojo fuerte?

Bruno Coutinho dijo...

Holla Emma,

Obrigado por haver escrito no meu blog (www.deluco.blogspot.com)

Gostei muito desse poema, é de sua autoria?

Me adicionei como seguidor de seu Blog com minha conta do Twitter e com a do Google. Se vc puder, faça o mesmo com o meu.

Saludos!
Bruno Coutinho

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