10 de mayo de 2017

Jeanette Winterson, ¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal? (fragmento)


Tel que tu es (femme), obra de Dominique Fontin


Tenía dieciséis años y mi madre estaba a punto de echarme de casa para siempre, por haber roto una gran regla, más grande que los libros prohibidos. La regla no solo era Nada De Sexo, sino que añadía terminantemente, Nada De Sexo Con Tu Propio Sexo.

Yo tenía miedo y era infeliz.

Me acuerdo que iba a la biblioteca a recoger las novelas policíacas. Uno de los libros que me encargó mi madre se titulaba Asesinato en la catedral, de T.S. Eliot. Ella dedujo que sería una morbosa historia sobre perversos monjes católicos, cualquier cosa que fuera mala para el Papa le gustaba.
El libro me pareció un poco corto –las novelas de misterio suelen ser bastante más largas–, así que le eché un vistazo y vi que estaba escrito en verso. Sin duda no estaba bien… Nunca había oído hablar de T.S. Eliot. Pensaba que sería algún pariente de George Eliot. La bibliotecaria me contó que era un poeta norteamericano que pasó casi toda su vida en Inglaterra. Murió en 1964 y había ganado el premio Nobel.

No leía poesía porque mi objetivo era abrirme paso a través de la LITERATURA INGLESA DE LA A A LA Z.

Pero aquello era diferente…

Leí: Este es un momento / pero has de saber que otro / te atravesará con una repentina alegría dolorosa.

Empecé a llorar.

Los lectores me miraron con reprobación, y la bibliotecaria me recriminó, porque en aquella época no podías ni estornudar en una biblioteca y mucho menos lloriquear.
Por eso me llevé el libro fuera y lo leí de un tirón, sentada en las escaleras en medio del típico vendaval del norte.

Aquella obra hermosa y extraña hizo soportable aquel día, me ayudó a soportar la idea de otra familia fracasada. La primera vez no había sido culpa mía, pero todos los niños adoptados se culpan a sí mismos. La segunda fue por mi culpa, sin lugar a dudas.
[…]

No tenía a nadie que me ayudara, pero T.S. Eliot me ayudó.

Por eso cuando la gente dice que la poesía es un lujo, o una opción, o para las clases medias cultas, o que no se debería leer en el colegio porque es irrelevante. o cualquiera de esas extrañas tonterías que se dicen sobre la poesía y el lugar que ocupa en nuestras vidas, sospecho que a la gente que las dice le ha ido bastante bien. Una vida dura necesita un lenguaje duro, y eso es la poesía. Eso es lo que nos ofrece la literatura: un idioma suficientemente poderoso para contar cómo son las cosas.

No es un lugar donde esconderse. Es un lugar donde encontrar.



*

I was sixteen and my mother was about to throw me out of the the house forever, for breaking a very big rule - even bigger than the forbidden books. The rule was not just No Sex, but definitely No Sex With Your Own Sex.


     I was scared and unhappy.

I remember going down to the library to collect the murder mysteries. One of the books my mother had ordered was called Murder in the Cathedral by T. S. Eliot. She assumed it was a gory story about nasty monks - and she liked anything that was bad for the pope.
The book looked a bit short to me - mysteries are usually quite long - so I had a look and saw that it was written in verse. Definitely not right...I had never heard of T. S. Eliot. I thought he might be related to George Eliot. The librarian told me he was an American poet who had lived in England for most of his life. He had died in 1964, and he had won the Nobel Prize.

     I wasn't reading poetry because my aim was to work my way through ENGLISH LITERATURE IN PROSE A-Z.

     But this was different...

     I read: This is one moment, / But know that another  / Shall pierce you with a sudden painful joy.

     I started to cry.

     Readers looked up reproachfully, and the librarian reprimanded me, because in those days you weren't even allowed to sneeze in a library, let alone weep. So I took the book outside and read it all the way through, sitting on the steps in the usual northern gale.

     The unfamiliar and beautiful play made things bearable that day, and the things it made bearable were another failed family - the first one was not my fault but all adopted children blame themselves. The second failure was definitely my fault.

     I was confused about sex and sexuality, and upset about the straightforward practical problems of where to live, what to eat, and how to do my A levels.


     I had no one to help me, but the T. S. Eliot helped me.

So when people say that poetry is a luxury, or an option, or for the educated middle classes, or that it shouldn't be read at school because it is irrelevant, or any of the strange and stupid things that are said about poetry and its place in our lives, I suspect that the people doing the saying have had things pretty easy. A tough life needs tough language - and that is what poetry is. That is what literature offers - a language powerful enough to say how it is.


     It isn't a hiding place. It is a finding place.




Jeannette Winterson 
(Manchester, Inglaterra, 1959)
de Why Be Happy When You Could Be Normal?/
¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?
Traducción de Álvaro Abella Villar
Lumen, Barcelona, 2012 (pág. 48-49)
para leer MÁS
su WEB

3 comentarios:

Alejandra Darriulat dijo...

Hola Emma,

¡Hermoso texto! Me conmueve. A mí también la poesía me rescata. Me da un lugar, un respiro en este mundo. Por eso tampoco creo que sea un artículo de lujo. Gracias a ella mi alma encuentra dónde y cómo expresarse. Muchas gracias por compartir este texto maravilloso.
Llegué hasta aquí gracias al blog de Luna Roja.
Un saludo cordial,
Alejandra
_
http://lupadelviajero.blogspot.nl/

lunaroja dijo...

Ohh Mirá!! llegaste aquí a través de mi Blog! Qué alegría!
Excelente este fragmento! Gracias Emma!

una chica de ojos marrones dijo...

que maravilla!!!
mil gracias por compartirlo!!
besotes!!!

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