Fotografía de Ida Borg |
EXPLICACIÓN
Me estoy volviendo silenciosa
como esos lagartos que caminan
deslizándose sobre el tiempo de los patios.
Ando a las vueltas por la casa
con el trabajo de ir mirando las cosas familiares
que esta tarde angustiada me regresan
para que tú
mi niña y él
vayan conociendo el mundo
en que nos arrodillábamos melancólicos
mientras escuchábamos música
que a ustedes no les dice nada
pero a nosotros nos ponía
pequeñas alas tristes en los gestos.
Comienzo a envejecer
me digo
ya
que me nace esta manera
de mirar
de oler
y de palpar.
La mano se hace terciopelo
se posa leve sobre lo que yo amo
y su caricia se extiende a lo que no amo
hasta encontrar la forma para amarlo.
Es tan corto
repito
el tiempo de estar de ojos abiertos
sobre esta tierra que da vueltas
gira
las veinticuatro horas
los inviernos
y las demás estaciones que sabemos.
Media un mundo
un abismo
entre nuestros mundos abisales.
Cierra los ojos.
Duerme.
Yo seguiré velando
niña mía
al filo de las viejas cosas
como esos recuerdos que traía para ti
en el principio de esta larga explicación.
Carmen Ábalos
(Santiago, Chile, 1921-2003)
extraído de POESÍA DE TODOS LOS TIEMPOS
para leer + en INMACULADA DECEPCIÓN
y MÁS
3 comentarios:
Me gustó mucho el poema, Besos.
Entrañable poema,con imágenes que quedan resonando adentro.
Besos, Miriam.
Quizá todo sea un derrotero hacia ese lugar: el silencio.
Publicar un comentario