s/d del autor de la fotografía |
Me propone cenar en restaurantes chinos,
ir a algún sitio nuevo para tomar café
--cualquiera con un mínimo
de exotismo y que invite
a la conversación: los pubs son ruido,
el ruido es sexo y, eso, el enemigo
peor de la amistad civilizada—
y yo pido una copa,
siempre pido una copa de más, por si me obligo
--de esta noche no pasa—a declararme
definitivamente
en huelga ante sus ojos. Un minuto
más de conversación
y me suicidio.
(de Los días laborales, Hiperión, 1988)
Me miro en un espejo:
¡Así que ésa soy yo!,
descubro sorprendida.
Y, para asegurarme,
me pincho en cualquier sitio del espejo
un alfiler: ¡No duele!
(de Pantalones blancos de franela, Hiperión, 1994)
Inmaculada Mengíbar (Córdoba, España, 1962)
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4 comentarios:
absolutamente maravillosos los dos.
El primero.
Besos, flaca !
Nice.
Perdón, me fui de viaje en los rieles pintados de la primera foto...
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