Fotografía de Sophie Delaporte |
TRASNOCHADA
Noche tras noche
recuesto mi cabeza
dejo el cráneo abierto
sobre este torbellino de papeles en blanco
para que las ideas corran
a diluirse en sus fibras,
noche tras noche
coloco el corazón en la mano
y lo abro con el bisturí
que rasga el cielo
en versos suicidas,
corto rosas sangrantes
para adornar una ventana
con vista al vacío,
invoco a las musas
y las hago mis esclavas
por unas gotas de poesía
que lamo sobre estas lápidas
cansadas del tiempo
y cansada no busco descanso
sino,
noche tras noche
intento rescatar el elixir
que sustancia mi ser
noche tras noche,
me crucifico
en las alas de una estrella,
trago esencia de oscuridad
y alimento
de voces escondidas
bajo las escaleras de un sótano
una idea que se encuba en mi vientre
hace dos o tres eternidades
y no quiere
ver
la luz
del mundo.
Reside en Madrid
de Cadáver de bailarina y otros poemas, Lulu, 2011
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3 comentarios:
A Beatriz no se la elige, a Julieta tampoco se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar después de un concierto.
Al principio quedé pasamado. Y luego lleno de pena. Pero me tocaste el brazo y dijiste: "No, todo es perfecto."
Y las olas. Rompían en la playa y luego volvían nuevamente. Sabes que no sueño.
Me tumbé a echar una siesta. Pero cada vez que cerraba los ojos pasaban cirros lentamente sobre el Estrecho, camino de Canadá.
Hace dos o tres eternidades...
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