23 de septiembre de 2025

Catalina Boccardo, 4 poemas 4


Reserva Natural Provincial Bañado La Estrella (Formosa, Argentina)
PUEBLO FANTASMA

En el brazo una fístula
la infancia rompe
el dolor rompe
los rastros de la vacuna
de la niña

con los dedos se cierra
un hueco
por las púas
El alambre separa el terreno
abre llagas de una pobreza
de allá, lejos

Naineck Naineck*

Esteros delgados
hedor
sapos intensos
se escuchan gritos
fantasmales

Una niña fantasma aparece
ni aquí ni allá
Lenguas
víboras
mboi, mboi, mboi**

Piso de tierra
y una docena de cerdos
y un idioma al que habría que limpiarle
la suciedad
las semillas
Un trapo, un desinfectante casero
El brazo herido con pus
Fragmento de las madres que migran
sobreviven, mientras otras quedan
y cada cual intuyó la tristeza
a través del aire

Naineck Naineck Naineck

Sin riesgos no habría una secuencia vital
no habría hijos o alimañas
De boca al mundo trasmigran
Que el brazo se pudra
las palabras se pudran

¿Se puede desinfectar el desarraigo
la melancolía abierta
un día agusanado?

Al otro día
cada madre
se cuelga
clava el clavel del aire
una jeringa
al árbol
respiro por ellas
para que les cicatrice
sus ecos inflamados
la pérdida y el monte

el auxilio

*Pueblo formoseño con nombre en lengua Qom.
**Víbora en Guaraní.

Reserva Natural Provincial Bañado La Estrella (Formosa, Argentina)

TIERRA MANSA

Lo que le han hecho
a cada rama
de la que penden

cien insectos
y la flor
ahora se angustia
en los bordes

Lo que han dejado
Huir
Caer

Chillar de liana en liana
Jaulas de alambre

Y el vacío no acaba

Lo que han fabricado
a costa de una laguna

intensa
de sapos

Lo que no grita
Lo que no te despedaza
te vuelve débil
imperfecto

Lo que han pavimentado
Para evitar el cruce

De unas gentes morochas
de lengua lluviosa

de sombreros
vegetales

Lo que le han hecho al huevo del que nací

Esta pantanosa provincia
verde y amarilla
pájara

Comida de jaguareté

Lo que le han hecho al grito
fantasmal

A los lobizones temíamos

Al alba
La resurrección

Reserva Natural Provincial Bañado La Estrella (Formosa, Argentina)

TIERRA DE NADIE

El terreno ancestral, chaguares
Largos dedos originan esta cultura
desahuciada
desmontada

Cruel historia tejieron

Y nadie en su sano juicio
se exonera a sí mismo

quien lleva en su alma
unas plantas carnívoras
unos ojos sin párpados

Aquí, mis pisadas se confunden
hacia atrás

Varios siglos como una cortina de humo

Aquí, mis gruñidos
el calor tórrido
la musculatura, mi arma
de la depredación

Los humanos son otros animales
modulan el grito

Pero en este lodazal
se han extraviado

junto a las fieras
que aún respiramos


Reserva Natural Provincial Bañado La Estrella (Formosa, Argentina)

SUJETO HISTÓRICO

Soy Yo
Mi Voz circula por la fronda y
estoy sonriendo
hacia el día 1

Y el maíz y los cerdos
Y las balsas tiemblan sobre
el Pilcomayo

Y este abandono universal
de los pueblos
para que la Tierra se convierta
en nave madre

Soy Yo en las pupilas fijas del cebú
El que te mira
y sigue rumiando sus pastos
Y te desconoce

Si percibiste al ojo
entre un fuego
trashumante
de la toldería

percibiste tu carne

Desde el norte más norte

una expedición
de tramas y filiaciones

Nuestra denuncia aflora
Porque fuimos vencidos

Asfixiados
Ocultados

Qué hubiera sido
de la rueda
en sentido contrario
si vertíamos crueldad

Cuál gente

Imagen-pueblo
La construcción del relato
Desde el ojo del cebú

La humareda y los tráficos
La piel y las mercaderías

Un Yo en el curso de la historia


Partidas. Pueblo fantasma, Barnacle, 2025



Catalina Boccardo
(CABA, Argentina, 1961)
POETA/ABOGADA
de Partidas. Pueblo fantasma, Barnacle, 2025

20 de septiembre de 2025

Ana Wajszczuk, 1 poema


reconstrucción de Varsovia, 22 de junio


“Y el hecho de que es un nombre arrancado al hielo con un
instrumento cortante”: dijo Patricia

1

De mi abuelo
quedan algunos recuerdos
son
como fotografías
blanco & negro
que se agrisan en el fondo de un cajón
entre manteles de hilo, cucharitas de plata
y regalos nunca usados
el olor de lo nuevo añejo
se mantiene intacto
recuerdo:
mi padre llora ante mí por primera vez,
una cartuchera con el mapa de Argentina
regalo del abuelo que no tenía país
cuando cumplí cinco
y el descubrimiento
poco después
en la misa por su muerte
de su nombre,
Zbigniew lreneusz
en la pizarra del responso.
Zbigniew, eso cómo se dice
pensamos nosotras
–mi hermana y yo–
nosotras que toda la vida
todos esos días de esos cinco años
lo habíamos llamado abuelo Ireneo.
Y mi primo nos miró y nos dijo
al oído mientras el cura decía cosas
y hacía a mi abuela llorar
que ese era su nombre verdadero
que él no le decía Ireneo
que tampoco le decía “abuelo”
así, como nosotras
sino una palabra
que quería decir abuelo
y dijo algo
en un lenguaje que estaba fuera
de nuestro mundo
un idioma imposible para nosotras
Y nosotras pensamos
que estaba pasando algo raro
era tal vez el olor del incienso
que nos mareaba
en esa iglesia
con el cuadro de una virgen negra
porque cómo podía ser que la virgen fuera negra
que todos hablaran en otro idioma para hablar de mi abuelo
que mi abuelo tuviera otro nombre
y nos enteráramos con un susurro
en medio de su funeral
que la vida
no era lo que pensábamos.

El libro de los polacosCaleta Olivia, 2022


Ana Wajszczuk
(Quilmes, Buenos Aires, Argentina, 1975)
POETA/NARRADORA/PERIODISTA/EDITORA/
XXII Premio de Poesía Ciudad de Badajoz, España, 2003
de El libro de los polacos, Algaida, Sevilla, 2004
reeditado, corregido y ampliado por Caleta Olivia, 2022
Contratapa de Fabián Casas
para leer una reseña en PÁGINA 12
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17 de septiembre de 2025

Diana C. Masini, 3 poemas 3 (II)


Arte de Stella Maris Tessitore
CASITA

Tengo presente esa casita
que armamos bajo la mesa de la cocina.
Las sábanas danzando alrededor,
tus ojos de asombro al escuchar un cuento.

Tengo el perfume de la chocolatada,
las galletas de avena para oír con sabor dulce.

Dulce era tu carita,
tu bigote embadurnado en la boca.
¡Otra más, abuela! me decías.
Otra más y mi corazón desbordaba.

Hoy no encuentro las palabras
las historias inquietantes
el asombro.
Hoy te vas alejando
de mi abrazo y de mi vida.
Hoy te extraño
como nunca pensé que  podía
extrañar.


Arte de Stella Maris Tessitore
ROJO

En la cocina
los platos sucios de la noche.
Sobre la mesa
una hoja
el dibujo de una casita con crayones.

Una mujer habla por teléfono
su voz en un susurro
la ventana está abierta
apenas se mueve la cortina blanca

el sabor del mate es
más amargo esta mañana

Un whatsapp que dice “no estás sola”
un emoticón con una lágrima

el agua del inodoro limpia
el agua del inodoro con un coágulo rojo
que flota     que danza
que gira y desaparece después del botón

más lejos      en un cuarto
se enciende
el murmullo de dibujos animados

hay poca luz     el aire pesa
la mujer se acurruca junto al hijo

la luz de un velador se apaga.



Arte de Stella Maris Tessitore
PERDURAR

Desprendo hojitas del jazmín
para mi libro de poemas

deben ser redondas
brillantes

¿te duele?
le pregunto

hay un silencio piadoso
de resignación
de entrega

la vida
seguirá
entre las hojas del libro

la vida será inmensa
interminable


Casita, 2025


Diana Cristina Masini
(La Plata, Bs. As., Argentina, 1953)
Reside en Neuquén
POETA/MÉDICA/ATLETA PARALÍMPICA
de Casita, 2025
Diseño de Milagros San Martín
Corrección y contratapa de Mariana Finochietto
para leer + en EMMA GUNST



13 de septiembre de 2025

Candelaria Rivero, 3 poemas 3

Vayamos al río, dije,
como quien gesta
los pasos para un final.
Anduvimos entre los aromitos,
nos cautivó el amarillo
las espinas.
Trepemos, dijiste.
El río, visto desde el árbol
parecía una cinta de película:
allá íbamos nosotros,
nuestras cabezas adornadas con flores
nuestras manos 
ya separadas.
El agua 
limpiaba las palabras
atraía nuestros pasos
hacia una pérdida brillante.


Obra de Catherine Murphy
Hoy anduvimos en bici
con los ojos cerrados.
Cuando los abrí
las golondrinas cruzaban el río
y desde los ranchos llegaba
la voz de Gilda
que se reunía también en ese vuelo
como bandera de los pobres.
Una señora se abrió paso
rasgando el empapelado motivo litoral,
avanzaba con cara de nube por la bicisenda
parecía buscar algo entre las piedras
¿Qué busca?
¿Soy esa señora?
¿Por qué la miro?
La barranca está como toda barranca
desdibujada,
como el límite que establece lo real,
los carteles de advertencia
están borroneados.
¿Este momento
es parte de alguna caída imperceptible
o ya estoy subiendo con mi bici
hacia los pájaros?



Vuelvo a ser una gacela,
a mirar en los charcos
buscando a dios.
Me dejo llevar en caída libre.
Posibilidad: 
una mujer en bicicleta
estampada contra un cielo lila.
Todo vuelve, ahora,
pero con insistencia,
vuelvo a una liviandad,
músculos que se prenden del aire,
como bocas de peces
al succionar un alga.
Todo en mí, tiende hacia arriba,
la memoria recircula
las nubes de los veinte años,
ahora / puedo / tocarlas.
Nada muere
me digo, 
mientras caigo en picada,
mientras mi bici se desbarranca
mi cuerpo sube.


Un rectángulo negro por donde entra la claridad
Colección Poéticas para un jardín



Candelaria Rivero 
(Santa Fe, Argentina, 1984)
POETA/FOTÓGRAFA/DOCENTE
de Un rectángulo negro por donde entra la claridad
Colección Poéticas para un jardín
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su BLOG


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