Rachel Corrie (Olympia, EE.UU., 1979 - Franja de Gaza, 2003) |
ESTO NO ES UN POEMA, ES UNA PROMESA
Al borde de las
lágrimas, de la cordura y de la guerra,
me siento impotente, sin
esperanzas y sin vida.
¿Qué les diré a los jóvenes?
Cómo decirles, "...tu voz no
significa nada para quienes
piensan que la vida es el control
de los demás y la codicia? ¿Y dónde
están seguros quienes tratan
de no hacer daño a los demás?
Yo no quiero hacer daño a nadie, ¡Dios lo sabe!
En Irak, los niños miran con miedo
el cielo de la noche, como si
no hubiese estrellas, sólo bombas en el
Cosmos.
Y le temen a la tierra, porque
ahora cuentan los cánceres
de sus capuchas, donde
antes no los había.
¿Y cómo les diré a los jóvenes yanquis
que la cultura popular no tiene nada que ver
con la justicia ni con todo lo que los
aísla del mundo? ¿Y cómo gritaré,
si no me queda voz?
¿Y quién responderá a mis preguntas?
No será Rachel Corrie. Está muerta.
Y no importa lo que diga algún ejército.
He visto las fotos
Iba vestida de un color naranja
luminoso y estaba viva un minuto antes, y luego muerta
bajo los escombros, un minuto después.
En cuanto a mí, al parecer
ya me dejan insensible los palestinos
muertos, porque el asesinato de esta
muchacha
blanca de Olympia, Washington,
me ha partido el corazón y me ha helado la sangre.
Unos diez palestinos han caído
asesinados desde
ayer, cuando una excavadora Caterpillar,
conducida por un hombre,
demolió ese hogar que era su cuerpo.
Si alguien conoce a su familia, transmítanle
mi pésame y mi dolor.
Su teléfono, que le servía para las reuniones,
está en internet.
Allí se puede
leer lo que contaba sobre su experiencia en
Palestina.
Era una buena escritora.
Hay gente que dice,
"Para empezar,
no debería haber estado allí".
Ahora está muerta.
"¡Que se joda!".
Ahora está muerta.
"¡Puta traidora!".
Ahora está muerta.
¿Qué les diré a los jóvenes sobre la
no violencia, cuando
pueden ver
por sí mismos
que ni el naranja luminoso ni el megáfono
ni las cámaras ni la ciudadanía yanqui
impiden que a uno lo maten?
Recuerdo los tiempos en que linchaban a muchachos negros
y los descuartizaban por mirar a mujeres blancas.
Ahora los dólares de los impuestos aplastan la contestación
dondequiera que florezca.
Escudos humanos para objetivos humanos.
Hay palabras que retiro. Las
recupero
y ya no le permitiré a nadie que dicte mi
lenguaje.
No existe un "ala derecha", un ala es natural,
y el asesinato
puede ser humano, pero no natural,
incluso si los animales se devoran entre sí.
¿Es eso lo que somos, animales?
Si es así, reivindícalo, hijo de puta.
No existe una "madre de todas las bombas".
Blair, Sharon, Bush, todos
tienen madres y no importa lo que hagan, hay
algo que aman.
El poder blanco, el petróleo, la necesidad de ser
los únicos elegidos por Dios, lo que sea,
pero aman algo, porque
sus madres los amaron.
Una bomba no ama nada, no tiene madre y
no se ocupa de la vida.
No existe una madre de todas las bombas,
Sólo la autodestrucción de la humanidad.
No existe seguridad en ser un matón. Lo sé, porque
me han intimidado y sé,
con mis primeras canas, que el poder
verdadero
no se ejerce sobre otros, sino sobre uno mismo.
Esto no es un poema, no es una amenaza.
Es una promesa.
Dios tiene más imaginación
que todos nosotros juntos y no sé
cuál será la forma de retribución, pero
he visto antes el karma y lo veré
de nuevo y, entonces, proclamaré
los nombres de los inocentes y me pondré de lado
de aquellos que mantuvieron sus manos limpias
de sangre
y sus corazones limpios de odio.
Hoy es difícil no sentir odio. Pero a mí
me han amado, yo he amado y sé
que quienes deshumanizan a su enemigo
se deshumanizan a sí mismos.
La paz y la justicia son divinas.
Rachel Corrie escribió,
"A pesar de todo, estoy segura de que por mucho
que hubiera leído, asistido a conferencias,
visto documentales y escuchado relatos personales,
nada me hubiera preparado
para la realidad de la situación
aquí.
No es posible imaginarla hasta que se ve,
E, incluso entonces,
una es consciente de que la
experiencia
no tiene nada que ver con la realidad: con las
dificultades
que tendría el ejército israelí si disparase
contra una ciudadana
estadounidense, y con el hecho de que yo tenga dinero
para comprar agua,
pero el ejército destruya los pozos y, por supuesto,
con el hecho
de que siempre me queda la opción de marcharme de aquí. A nadie
de mi familia, en mi ciudad,
le han disparado nunca un misil, mientras
conducía su coche,
desde una torre al final de una calle.
Tengo un hogar. Puedo ir a contemplar
el océano."
Ahora está muerta. Y el océano
echará de menos su mirada. Palestina añorará
su corazón, pero su familia
recordará su coraje.
Y el presidente de los Estados Unidos de
América
(¿cuándo ocurrió otra vez?) ha
declarado la guerra contra Irak y se nos prometen
muchas muertes.
¿Qué les diré a los jóvenes sobre lo que sea?
En especial sobre humanidad y moralidad.
Un mes antes de que la mataran, Rachel
escribió a los suyos,
"Mucha gente quiere que la escuchen,
y yo
creo que debemos usar nuestros privilegios de
internacionalistas para que esas voces sean escuchadas
sin intermediarios
en los Estados Unidos, en vez de a través del filtro
bienintencionado
de internacionalistas como yo. Sólo estoy
empezando
a aprender, en lo que espero que sea
una intensa experiencia,
sobre la capacidad organizadora de la gente
contra toda clase de dificultades,
y sobre la capacidad de resistir."
Exijo más apelativos: heroica, valiente, soldado.
Esta mujer joven hizo lo impensable,
no pestañeó, no dudó en dar un paso al frente, no
se echó atrás
ante la muerte. ¿Qué mayor diferencia puede haber
que la fragilidad de un cuerpo de mujer frente a una máquina
de destrucción?
¿Qué mayor historia se puede contar?
Al borde de la guerra, ojalá nos infundan fuerza
aquellos que Rachel Corrie
defendió hasta morir. Al borde de la guerra, ojalá
nos inculquemos esperanza. Al borde
de la guerra -¡un momento!- esto no es una guerra.
Al borde de lo que sea este nuevo
proyecto imperialista, ojalá Rachel Corrie
esté viva en nuestra resistencia, en nuestra búsqueda
de la justicia y en el espíritu de femenina hermandad.
Al borde de la guerra, ojalá recordemos
lo divinos que pueden llegar a ser los humanos.
20 de marzo de 2003
On the brink of
tears, sanity and war,
I feel powerless, hope
less and less than alive.
What do we tell young
people? How do we say, “…your
voice means nothing to those
who think life is about power
over others and greed?” And where
is it safe to think for yourself and try
real hard to not want to hurt nobody?
I don’t want to hurt nobody, God knows.
In Iraq, children are looking towards
the night sky with fear, as though
there were no stars, only bombs in the cosmos.
And they are afraid of the earth because
they can count the cancers in their
hoods now, where once there were none.
And how do I tell American youth
that popular culture means nothing to
justice and everything to keeping them
numb to the world? And how do I
scream when I have no voice left?
And who will answer these questions for me?
Not Rachel Corrie. She is dead.
And no matter what any army says,
I have seen the photos
and that woman was wearing orange,
bright and alive one minute and dying
under rubble the next. Even I, it seems, have
developed a callousness to the deaths of
Palestinians, because the murder of this white
girl from Olympia, Washington has
my heart breaking and my blood faint.
Something like ten Palestinians have been killed since
yesterday, when a Caterpillar bulldozer driven
by a man demolished the home that was her body.
If anyone knows her family, please relay
to them my grief and my sorrow.
You can still find her phone number
on the Internet for meetings and organizing. You
can still read her accounts of being in Palestine.
She was a good writer.
There are people who are writing,
“She should not have been there in the first place”
Now she is dead.
“Good riddance”
Now she is dead.
“Treasonous bitch”
Now she is dead.
What do I tell young people about non-violence when they can see
for themselves
how even orange bright and megaphone loud
and cameras and US citizenship will
not stop your murder?
I recall the days black boys were lynched
and dismembered for looking at white women,
now tax dollars are crushing dissent
wherever it blooms.
Human shields for human targets.
There are words I am taking back. I reclaim them
and will no longer allow anyone to dictate my language.
There is no “right wing” a wing is of nature, and murder
may be human, but it is not natural,
even if animals eat each other,
is that what we are then, animals?
If so, claim it, motherfucker.
There is no “mother of all bombs”.
Blair, Sharon, Bush, all have
mothers and no matter what they do, there is
something they love.
White power, oil, the need to be God’s
only chosen, whatever, but they love something, because
their mothers loved them.
A bomb loves nothing, has no mother and
is not about life.
There is no mother of all bombs,
only more mankind self-destruction.
There is no safety in being a bully. I know
because I have been bullied and I know now,
with my first grey hair and all, that authentic
power is not about others but about self.
This is not a poem. This is not a threat.
This is a promise.
God has a better imagination
than all of us combined and I do not
know what form retribution will take, but
I have seen karma happen and it will
again, and when it does I will chant
the names of the innocent and I will stand
with those who have kept their hands clean of blood
and their hearts clear of hate.
It is hard not to hate right now. But I
have been loved, I have loved and I know
that those who de-humanize their enemy are
only doing so to themselves.
Peace work is justice work is God’s work.
Rachel Corrie wrote,
“Nevertheless, I think about the fact that no
amount of reading, attendance at conferences,
documentary viewing and word of mouth could have
prepared me for the reality of the situation here.
You just can’t imagine it unless you see it, and even
then you are always well aware that your experience
is not at all the reality: what with the difficulties the
Israeli Army would face if they shot an unarmed US
citizen, and with the fact that I have money to buy water
when the army destroys wells, and, of course, the fact
that I have the option of leaving. Nobody in my family
has been shot, driving in their car, by a rocket launcher
from a tower at the end of a major street in my hometown.
I have a home. I am allowed to go see the ocean.”
She is dead now. And the ocean
will miss her gaze. Palestine will miss
her heart, but mostly her family will
miss her breath.
And the president of the United States of America
(when did that happen again?) has all
but declared war on Iraq, and so more deaths are
promised.
What do I tell young people about any thing?
Especially humanity and morality.
Slightly a month before her murder Rachel wrote home,
“Many people want their voices to be heard, and I
think we need to use some of our privilege as
internationals to get those voices heard directly in
the US, rather than through the filter of well-meaning
internationals such as myself. I am just beginning to
learn, from what I expect to be a very intense tutelage,
about the ability of people to organize against all odds,
and to resist against all odds.”
More words I reclaim: Hero, Brave, Soldier.
This young woman did the un-thinkable,
she did not blink, did not half-step, did not back
down in the face of death. What greater odds than
one lone female frame against a destructive
machine?
What greater story to tell?
On the brink of war, may our power
come from the people Rachel Corrie was murdered
defending. On the brink of war, may our hope
come from one another. On the
brink of — wait — this is not a war.
On the brink of whatever new-fangled
imperialist project this is, may Rachel Corrie
live in our resistance, in our pursuit
of justice, and in the spirit of sisterhood.
On the brink of war, may we remember how divine
human beings can be.
Suheir Hammad
(Amán, Jordania, 1973)
Reside en Nueva York, EE.UU. desde los 5 años
POETA/PERFORMER/ACTIVISTA POLÍTICA
Página web de Rachel Corrie
Traducción de Germán Leyens y Manuel Talens
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