Ph Brendan Smialowski/AFP/ “Justice For All” marcha Washington, DC., 2014 |
Juzgas a una mujer
por el largo de su falda,
por cómo camina,
habla, mira y actúa;
por el color de su piel la juzgas
y la llamas "¡zorra!"
"¡zorra negra!"
si es que no hace caso a tu:
"Eh, cariño, es que no quieres pedirle algo
a un hombre"
Juzgas a una mujer
por el trabajo que desempeña,
por su número de hijos,
por el número de ceros de su cheque;
por los muchos hombres con los que puede
haberse acostado
y te preguntas con qué trola
tratarás de ligártela esta vez.
Le dices a una mujer
cada verso que se te ocurre,
y después, como la aguja desesperada
de un yonqui con mono,
te zambulles en sus venas,
viajas alocado por su sangre,
confundes su mente, haces que odie
y que sea fría con los hombres que puedan venir después,
destrozando el hilo de tranquilidad al que se aferraba.
Juzgas a una mujer
por lo que pueda hacer sólo por ti
pero no tiene sentido que los esclavos tengan
esclavos.
Juzgas a una mujer
por la impresión que crees que le has causado.
Pides y ella te da,
tomas sin pedir,
le pegas y te obedecerá,
sueltas su nombre por las calles
como si se te escapara un silbido
-sabiendo que sus vecinos hablarán.
La sangre de su familia se derramará
como un riachuelo roto.
Y cuando te hayas ido,
queda una mujer
curando sus heridas en soledad.
Pero nosotros que nos llamamos hombres,
nosotros que nos llamamos hermanos
nos preguntamos por qué es tan difícil
amar a nuestras mujeres
cuando resulta que las amamos
del modo en que américa
nos ama a nosotros.
CONDITIONS (XXI)
You judge a woman
by the length of her skirt,
by the way she walks,
talks, looks, and acts;
by the color of her skin you judge
and will call her "bitch!"
"Black bitch!"
if she doesn´t answer your:
"Hey baby, watcha gonna say
to a man."
You judge a woman
by the job she holds,
by the number of children she´s had,
by the number of digits on her check;
by the many men she may have lain with
and wonder what jive murphy
you´ll run on her this time.
You tell a woman
every poetic line
you can think of,
then like a desperate needle
of a strung out junkie
you plunge into her veins,
travel wild through her blood,
confuse her mind, make her hate
and be cold to the men to come,
destroying the thread of calm
she held.
You judge a woman
by what she can do for you alone
but there´s no need for slaves to have slaves.
You judge a woman
by impressions you think you´ve made.
Ask and she gives,
take without asking,
beat on her and she´ll obey,
throw her name up and down the streets
like some loose whistle -
knowing her neighbors will talk.
Her family´s blood will run loose
like a broken creek.
And when you´re gone,
a woman is left
healing her wounds alone.
But we so called men,
we so called brothers
wonder why it´s so hard
to love our women
when we´re about loving them
the way america
loves us.
(Chicago, Illinois, Estados Unidos, 1957-1995)
de Conditions, 1986
en The Norton Anthology of African American Literature,
Henry Louis Gates Jr. y Nellie Y. McKay,
eds. WW. Norton&Co., Nueva York, 1997
Traduccion de Arantxa Oteo Ugarte
extraído de MISIÓN CRONOPIO
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2 comentarios:
El mundo está lleno de jueces y verdugos patéticos. Un abrazo.
y a veces aparecen textos que dicen tanto que nos tapan la boca!
gracias Darío
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