Fotografía de Antonio Palmerini |
A TU EDAD YO VESTÍA UNA OSCURIDAD
varias tallas muy grande. Me colgaba
como un vestido de mamá. Y ahora,
mientras hablamos, estoy cosiendo
una oscuridad que tú tendrás que desenredar,
y desenredando otra que tu tendrás
que coser de nuevo. ¿Qué puedo darte
que puedas quedarte? Una vez me preguntaste
¿Tiene fin el cielo? No, no tiene fin,
simplemente deja de ser una cosa
y comienza a ser otra.
A veces nos tomamos de las manos
y echamos la cabeza hacia atrás
para que el azul llene todo nuestro campo
de visión y así sentir
que formamos parte. No tenemos fin,
sólo dejamos de ser lo que somos
y comenzamos a ser ¿qué?
¿Dónde? ¿Qué puedo darte
para llevar ahí? ¿Estas sombras
de hojas, ese suelo del consuelo?
¿Esta suave oscuridad de segunda
mano? ¿Qué puedo darte
que te sea útil en tu segunda vida,
esa que tendrás que vivir sin mí?
AT YOUR AGE, I WORE A DARKNESS
several sizes too big. It hung on me
like a mother’s dress. Even now,
as we speak, I am stitching
a darkness you’ll need to unravel,
unraveling another you’ll need
to restitch. What can I give you
that you can keep? Once you asked,
Does the sky stop? It doesn’t stop,
it just stops being one thing
and starts being another.
Sometimes we hold hands
and tip our heads way back
so the blue fills our whole field
of vision, so we feel like
we’re in it. We don’t stop,
we just stop being what we are
and start being what?
Where? What can I give you
to carry there? These shadows
of leaves—the lace in solace?
This soft, hand-me-down
darkness? What can I give you
that will be of use in your next life,
the one you will live without me?
Maggie Smith
(Columbus, Ohio, EE.UU., 1977)
Traducción de Pedro Poitevin
Original en inglés en NASHVILLE REVIEW
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2 comentarios:
Dar sombra de hojas, suelo de consuelo, oscuridad...
Y dar poesía: quedarse para siempre
Cuánta belleza...
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