18 de noviembre de 2025

Graciela Aráoz, 2 poemas 2


Obra de Valeria Duca
LA LECTORA
 
Ella busca ese libro
que lee el ritmo del cerebro
cuando el principio de incertidumbre
toca la mirada y la transforma.

Entonces lee las hojas
de las amapolas y el llanto de ese perro
en pleno desamparo.

Lee el gozne de los labios
cuando se cierran cuando se abren para atravesar el secreto
del silencio.

Trata en la lectura de unir el ritmo
del cerebro al cuerpo,
sabe que en las pausas se encuentra
el infinito.

Lee con el tacto el umbral,
los bordes, la cicatriz de un día
que se queda.
Y la lluvia que
nos vuelve a leer.

Los cuerpos en el Nilo, en el Duino
y en el Manzanares son releídos por el
agua de la piel del agua en la piel del cuerpo.

El cuerpo de su amante es leído en braille,
en señas, junto a la música
de Rimbaud de Eliot en la yema de los dedos.
           
El ritmo del cuerpo en el ritmo del cerebro
los dedos dicen.

Cuando el aire con círculos
desorientados, asimétricos deja
que habite la nada
ella la lee con el corazón.

¿Qué es la nada?
Quizás la huída exacta
donde convergen la sombra y su fuga.

La nada en el ritmo del corazón
es  una gota
que se desliza
lentamente
en la cintura roja
de una tarde en Lisboa
con Pessoa leyendo
el olor, la respiración de la ciudad.
Leyendo la negritud de los movimientos
y el vinho del Duero que nos toca
la  lengua.

La lectora mece sus caderas
y su vientre por el dolor de unas palabras
que hablan de un
cuerpo sin cabeza en un cuerpo con cabeza
de un cuerpo que baila
adentro
de un cuerpo quieto.

Duele el cuerpo abandonado
lee el vientre.

El sexo lee siempre la lluvia
que produce el relámpago,
y el beso que se deja
en el árbol para el siglo siguiente.

Los órganos
como una sinfonía leen
todos juntos
ese estado inefable,
                                   inconcreto,
en que ahora, fascinado, danza
el cuerpo escrito.

El deseo lee a ese otro cuerpo
que no se escribió con nada
y sin embargo está escrito
con el hilo de Ariadna
debajo del Sena.

El hilo del cuerpo debajo del agua
el agua en la boca
el agua en los ojos
que tocan
a la lectora.

La lectora leída.


de El protegido del ciervo, Ediciones Último Reino, 2012
Contratapa de Luisa Futoransky


*


Obra de Valeria Duca
X

Una mujer llora en la cocina. Detrás
del olor a locro.
Macera la carne con limón
y con su inefable tristeza.

Las lágrimas caen en la espuma de leche
que se derrama hasta la indolencia.

El aire se vuelve tan oleoso que debería irse
y apagar el día.

En la cocina una mujer se parte viva,
se corta los dedos, desangra.
El dedo va a la boca.

El dolor está detrás
del hilo dormido que se secó en el vientre,
detrás de aquel humo que se llevó el después.
Detrás, siempre y detrás de todo.

Cuando los olores se mezclan
ella destapa las cacerolas.
Es la única que se queda enjuagando el día
hasta que vuelva a ser.

Una mujer en la cocina.


de Diabla, Ediciones Último Reino, Bs. As., 2002/2007/2016
Contratapa de Marosa di Giorgio



Ph Daniel Mordzinki
Graciela Aráoz
(Villa Mercedes, San Luis, Argentina)
POETA/INVESTIGADORA/FILÓLOGA/VICEPRESIDENTA DE LA SOCIEDAD 
DE ESCRITORAS Y ESCRITORES DE ARGENTINA (SEA)
DIRECTORA DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE BUENOS AIRES
para leer + en EL ESCARABAJO

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