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Obra de Catherine Murphy |
Vayamos al río, dije,
como quien gesta
los pasos para un final.
Anduvimos entre los aromitos,
nos cautivó el amarillo
las espinas.
Trepemos, dijiste.
El río, visto desde el árbol
parecía una cinta de película:
allá íbamos nosotros,
nuestras cabezas adornadas con flores
nuestras manos
ya separadas.
El agua
limpiaba las palabras
atraía nuestros pasos
hacia una pérdida brillante.
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Obra de Catherine Murphy |
Hoy anduvimos en bici
con los ojos cerrados.
Cuando los abrí
las golondrinas cruzaban el río
y desde los ranchos llegaba
la voz de Gilda
que se reunía también en ese vuelo
como bandera de los pobres.
Una señora se abrió paso
rasgando el empapelado motivo litoral,
avanzaba con cara de nube por la bicisenda
parecía buscar algo entre las piedras
¿Qué busca?
¿Soy esa señora?
¿Por qué la miro?
La barranca está como toda barranca
desdibujada,
como el límite que establece lo real,
los carteles de advertencia
están borroneados.
¿Este momento
es parte de alguna caída imperceptible
o ya estoy subiendo con mi bici
hacia los pájaros?
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Obra de Catherine Murphy |
Vuelvo a ser una gacela,
a mirar en los charcos
buscando a dios.
Me dejo llevar en caída libre.
Posibilidad:
una mujer en bicicleta
estampada contra un cielo lila.
Todo vuelve, ahora,
pero con insistencia,
vuelvo a una liviandad,
músculos que se prenden del aire,
como bocas de peces
al succionar un alga.
Todo en mí, tiende hacia arriba,
la memoria recircula
las nubes de los veinte años,
ahora / puedo / tocarlas.
Nada muere
me digo,
mientras caigo en picada,
mientras mi bici se desbarranca
mi cuerpo sube.
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Un rectángulo negro por donde entra la claridad, Colección Poéticas para un jardín 7vidasediciones, 2024 |
1 comentario:
Muy hermosos los tres poemas!
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