Lis Funes/Johana Altamirano/Carina Drigani/Celeste Luciana Montes (LVI) |
A CINCO VOCES
Las mujeres de mi país llevan sobre los hombros un yugo;
Su corazón pesado y lento oscila entre esos dos polos;
A cada paso, dos grandes baldes de leche chocan
Uno con otro contra sus rodillas…
Marguerite Yourcenar
Primera voz:
Es como ver desatarse la tormenta,
oír el estallido de los vidrios
de toda la casa. Es así cada día,
esperar la visita del espanto.
Algunos días, no. Y entonces,
lo mejor es dormirse cuanto antes.
Cerrar los ojos, no ver,
no respirar. Agradecer que el sueño
abrigue por esta noche,
agradecer que aún no llega
la hora más negra.
La confianza es un insecto
escurridizo,
fácil de aplastar. Y yo,
otro insecto,
arrastrándome en la sombra.
Todos los días, busco,
después la tormenta,
bajo los árboles,
pájaros caídos,
restos del desastre.
El único sobreviviente
es el pánico.
Segunda voz:
Siempre fue así;
nadie lo va a cambiar.
Esta herida tiene siglos:
el puño de mi padre,
la sangre de mi madre…
Y nadie ve,
y nadie grita,
y el río crece.
Después de la demolición,
viene el silencio,
la vergüenza es el pan de cada día.
Nadie que mire a los ojos.
Y yo,
dónde voy a vivir,
ni un techo tengo.
Rabia, impotencia,
culpa: para qué le digo que no,
para qué lo hago enojar,
si yo ya sé.
Los chicos quieren el televisor,
la comida, la comodidad,
las zapatillas, el celular.
Paciencia. Una costilla rota,
el tabique quebrado;
para los que tienen con qué
es fácil separarse.
Concedo el perdón,
acepto, como si fuera un ramo
de palabras decrépitas
la promesa ajada: “Y dale,
cortala, no es para tanto”.
No doy más. ¿Adónde voy a ir?
Me caí de la escalera
digo en el trabajo;
soy distraída.
Las mentiras me van a matar,
la indiferencia
del que quiere creer
o no le importa
o no sabe
o no se mete
y duerme tranquilo,
entre paredes mullidas.
Mañana o pasado
ya no me va a doler tanto.
Y seguimos así.
Sí, mi amor, seguimos...
Tercera voz:
Otra vez dice
que se cayó de la escalera,
que es torpe,
distraída. Y… puede ser,
qué se yo.
Mientras no llegue tarde...
Estoy apurada.
Mejor no preguntar.
No es mi asunto. Demasiado tengo
con lo mío.
Cuarta voz
Mi vida es un pasaje del olvido,
breve estío, raudamente desolado.
Y aunque yo no tengo
ni siquiera un llanto propio
(para llorar hay que tener un cuerpo
y yo no tengo uno, sólo este
trozo de camino malherido
que otros han andado),
a pesar de eso, he venido…
Las manos de mi amor
me han forjado una mortaja.
Voy gastándome el vivir
casi enterrada.
Es lento el tiempo que se desteje
cuando agoniza la esperanza.
Hace siglos sepulté lo que soñamos.
Nuestra voz
Tenemos ojos y vemos,
tenemos una voz
que puede ser tu voz,
la voz de todas.
No más río, nuestra sangre
es sagrada.
Que nadie se atreva
a violentar tu cuerpo,
a amortajar tu dignidad.
Tenemos un grito
para derrumbar muros
de indiferencia,
para denunciar el puño
que golpea el corazón
de nuestra sociedad.
Esto no es un sueño,
ni una pesadilla, es la realidad:
cambiar una vida,
dos, tres… todas las vidas.
La mía, la tuya,
la de nuestras hijas.
Así de importante,
así de urgente:
Cerrar la puerta al miedo.
Vamos a hacer ruido, mucho ruido,
a gritar, a patear paredes,
hasta que todos se despierten.
Beduina
Acostumbrada
a caminar desiertos,
a esperar la noche envuelta
en la túnica de lo negado,
ella quisiera
apuñalar la arena,
morder uno por uno
los días iguales,
las tardes inclementes;
seguir sin detenerse,
sin tener que inmolarse.
Salvar su pie,
sus ojos, su cuello,
su cabeza.
Esta será la última vez
que resista, impávida,
el azote del viento;
la última vez
que oculto mi boca,
que enveneno el hambre,
que adormezco el fuego,
piensa,
mientras se desnuda.
Aventurera del desierto,
si me perdiera con vos en el desierto
te acariciaría, lento, los pies
en algún descanso; si en la selva,
te pondría agua en la cara
antes de saltar el arroyo.
Me perderías en la selva
y en el desierto también.
Alfonsina Clariá
(Córdoba, Argentina, 1972)
POETA/LICENCIADA EN LETRAS MODERNAS/ ESCRITORA/DOCENTE/INVESTIGADORA
Poema inédito escrito para #NiUnaMenosCórdoba
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