Fotografía de Elif Sanem Karakoç |
HAY QUE HACER UN AGUJERO
Cojo una pala y un rastrillo
y empiezo a cavar hacia abajo,
rompiendo primero las baldosas,
desmenuzando después el cemento
y la tierra que lo sostiene y todas
las piedras que encuentro las guardo
en los bolsillos por si
de repente vivo un desprendimiento
y hace falta hacer un muro y esperar
que la cosa se calme.
No quiero pensar
a dónde llegaré ni cuánto tardaré
ni si al final encontraré
a alguien cavando en sentido contrario.
Quién sabe si chocaré,
sin tener tiempo para prevenir la colisión,
contra la cabeza de alguien
llena de barro y escombros.
La verdad, pánico de chocar
contra mí,
de ser yo la pregunta y la respuesta.
INTUICIÓN
Piso el asfalto.
En una calle estrecha
del pueblo, tres perros
sin dueño
ladran y miran hacia arriba.
Mueven la cola,
no paran quietos.
Siento lástima
de la inocencia
que los hace vivos
y les mantiene la cabeza girada
en dirección al cielo.
No se lo diré
pero lo sé del cierto:
no hay nada
que venga de arriba.
Anna Gual
(Barcelona, España, 1986)
de Implosiones, LaBreu Edicions, 2008
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Ser la pregunta y la respuesta, da pánico, pero quizá esa es la clave de muchas cuestiones existenciales.
ResponderEliminarNa puede venir de arriba, ni de abajo, todo está en nosotros.
Me gusta este sitio donde la indagación no falta a través de la palabra y el verso.
Un saludo
Cavar tiene sus riesgos...
ResponderEliminarMe gustan mucho sus apelativos, aunque alguien diga que la poesía, por-sí-misma, lo es.
ResponderEliminarPD: Coincido con Darío.