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Llueve porque te nombro y estoy triste,
porque ando tu silencio recorriendo,
y porque tanto mi esperanza insiste,
que deshojada en agua voy muriendo.
La lluvia es mi llamado que persiste
y que afuera te aguarda, padeciendo,
mientras por un camino que no existe
como una despedida estás viniendo.
La lluvia, fiel lamido, va a tu encuentro.
La lluvia, perro gris que reconoce
tu balada; la lluvia, mi recuerdo.
Iré a estrechar tu ausencia lluvia adentro,
a recibir tu olvido en largo roce:
Que mi sangre no sepa que te pierdo.
Amelia Biagioni
(Gálvez, Santa Fe, 1916- Bs. As., Argentina, 2000)
de Sonata de soledad, Librería y Editorial Castellví,
Santa Fe, Argentina, 1954
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Me gusta mucho, tanto que hay un poema de ella que me sé de memoria:
ResponderEliminar“Cuando recibo una palabra inesperada
la retengo y vigilo sus diferentes porvenires
hasta que alguno de ellos
de pronto se recuerda se incorpora
y no hay palabra ya
sino un gran viento que me empuña.”
Buenas noches.
Buenas noches Paloma! Como a todas...no la he leído lo suficiente. Y este es el 2º poema en esta casa. Ignoro tanto y 100 veces más de lo que hoy puedo saber. Sólo recuerdo de memoria unos versos de Sor Juana :(
ResponderEliminar...hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin saber que sois la ocasión de lo mismo que culpáis...
Un abrazo Poeta!
Necesito lluvia que aclare y limpie la sobrecarga de este ambiente...
ResponderEliminarAunque mentirle a la sangre...
ResponderEliminarHacía rato no pasaba, que hermoso poema y que buena foto. Me llenó de sensación de lluvia tras un vidrio.
ResponderEliminarabrazos totales.
El último verso es brutal.
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