Fotografía de Jone Reed |
Dicen que hablar no cuesta nada.
Parece infalible la sentencia.
Se cae la boca con el grito,
pesan las palabras como trenes frenéticos
que atropellan las noches,
el compás del corazón,
la forma de peinarse.
Alguien pronuncia dos palabras
y se desploma el paisaje en la ventana,
deja de salir el agua por el grifo
o sale con desgana, sin sed que la recoja.
Dices adiós y algo se quiebra,
puede ser el espejo o su imagen,
alguna cosa que guardabas,
la secreta esperanza de un algo impronunciable,
su cobarde mudez.
Podríamos andar ligeros de voz y de preguntas,
dos o tres dudas como globos que estallan
sin ruido, sin misterio.
Pero las palabras se cargan de sal y de sonidos
llegan a pesar tanto que un día nos matan
de memoria, de silencio,
qué le vamos a hacer,
si estamos más hechos de palabras que de huesos
y hablar nos cuesta todo.
Alguien vino a tocar la puerta.
Alguien entró y tomó agua de mi boca.
Se paseó por mi rostro y por mi asombro
Y dejó algo olvidado entre mi pelo.
Alguien se fue sin que yo lo notara
Y necesito devolverle su olvido.
Si alguien lo ve, dígale que vuelva.
No sé en qué abismo
Podré encontrarlo nuevamente.
Eso dicen... me prensó el aliento, tiene verdades contundentes. Hermoso.
ResponderEliminarSaludos.
Yo siento que en mi país (un lejano país) hablar demasiado barato. La gente, o eso que parece gente, en mi país tiene la lengua larguísima.
ResponderEliminarEse poema habla muy bien del valor de la palabra.
En mi país la gente también habla demasiado. Hablar por hablar... hablar por no tener otra cosa que hacer... hablar como si fuese pagado a fin de mes... en fin... hay que cuidar lo que sale de la boca.
ResponderEliminarMe encantó el bonus, lo que queda pegado al alma y a la piel, como el escombro de un recuerdo que se niega ser olvidado... que está ahí y que no sabemos porque se esconde en los recovecos oscuros de la memoria.
Qué bien lo dice!!!! Nada más palpable que el poder de las palabras, y como las orejas no tienen párpados, ahí estamos, a merced de ellas, muchas veces entran como puros imperativos, exigen con voracidad, sin decirnos bien qué... Las hay también de las buena, pero a veces cuesta escucharlas de tan herido que hemos quedado por las otras. En fin, cuesta escuchar y cuesta hablar, hablar en nombre propio quiero decir. A veces no se logra nunca, como dice la autora, "hablar nos cuesta todo".
ResponderEliminarGenial realmente.
Bueno, un beso. Psyche
eres dios, y leemos lo mismo.
ResponderEliminarSe habla mucho pero no se dice nada. E. suele decir que este país está lleno de presidentes del gobierno y de entrenadores de fútbol. Me temo que hoy en día la máxima es "opino luego existo", olvidando que para ello antes hay que pensar. En fin..."se cae la boca con el grito". Es el tipo de verso tan contundente que cae a bocajarro sobre mí. "si estamos más hechos de palabras que de huesos", tan cierto(al menos en mi caso). Me gustó mucho el poema. Y el bonus...delicioso. Tomaron agua de su boca...me encanta. Bicos
ResponderEliminarSí, sí y sí. Muchas, muchas veces muchísimas, las palabras me llevaron por delante (las dichas o las que me dijeron) y me dejaron destrozada en la mitad de la cocina como si me hubiese pasado un tren por encima.
ResponderEliminar…no puedo comentar desde mí, porque con este poema…’pasan las palabras como trenes frenéticos’ o… de repente… el universo entero se detiene y ‘se desploma el paisaje tras la ventana’……y de este otro lado tú, con el grifo seco y el corazón congelado (algo así como lo que debe ser el frío instante de un disparo)…………
ResponderEliminar....no sé, es como una de esas cosas que todos sabemos, un secreto que todos guardamos y ninguno se atreve a verbalizar, por miedo a quedarse solo mientras los demás miran a otro lado y se ponen a hablar del tiempo……………no puedo pensar…así me cayó el poema.
‘Y esa secreta esperanza de un algo impronunciable (que además suele habitar en lo más cotidiano, para más horror, más 'malabarismo de fontanería y electricidad') que un día nos mata de silencio’…ufff.. esos impronunciables se nos tragan….
Todos tenemos una esperanza así, no?, todos guardamos en el corazón alguna ‘torch song’ en honor a alguien a quien no se lo confesaremos jamás……creo yo…….
...Me quito el sombrero, hasta me desnudo, ante aquel o aquella que pueda decir ‘no, yo no, yo no callé nada de lo que tenía que hablar. Yo tuve la valentía de gritarme al mundo, aún a riesgo de recibir escupitajos y carcajadas’. (Y beso dulcemente sus pies)
Sin duda, de lo mejor que he leído/’sentido escrito’ últimamente.......aunque últimamente me explique yo… y al mundo… tan mal ;))
Gracias. Un abrazo.