Obra de Jolene Lai |
La felicidad tiene grietas
donde crece la maleza.
Hace nido en los rincones,
la aflicción.
No duermo; extirpo
gajos de sombra,
vigilo el humo de los sueños,
oculto el oro
bullicioso de la infancia
en el umbral
donde crepita el poema.
Ya no voy dormir:
yo soy el fuego.
Obra de Jolene Lai |
Esta silla vieja y heredada
soporta cada noche
el peso del insomnio;
largas horas consumidas,
tiesa y ensimismada.
En ella perdí la oportunidad
de ver mil cielos estrellados,
pero contemplé otros cientos
que se abrieron bajo techo.
Tal vez, mi vida no fue
extraordinaria, pero lo ordinario
fue feliz, triste e impetuoso.
En esta silla, áspera y dura,
exploré paisajes interiores,
aprendí a traducir
mi corazón en signos,
vencí el temor a desaparecer
sin haber traspuesto
el límite de la materia.
En esta silla,
que ya es parte de mi cuerpo,
de mi nada.
Obra de Jolene Lai |
El lavarropas nuevo
no causó tanto alboroto
como la caja.
La llevamos al jardín
y, en un instante,
armamos la casita.
Para hacer la puerta levadiza,
atamos la punta del cartón
a la rama más baja del jacarandá.
Un trozo de telgopor
se convirtió en el banco
y los cuatro entraron,
por turno, a llenar la casa
con su risa.
Pura alegría que duró
hasta la primera lluvia.
(Córdoba, Argentina, 1972)
POETA/LICENCIADA EN LETRAS MODERNAS/
ESCRITORA/DOCENTE/INVESTIGADORA
de Mudanzas, Ediciones Recovecos, 2015
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Tres preciosísimos poemas...
ResponderEliminarPreciosísimos!!
ResponderEliminarSiempre un placer leer a esta precisa, delicada y profunda poeta. Alfredo Lemon
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